jueves, 31 de diciembre de 2009

Último tema

El Power Point realmente tiene power... éste se ha apowerado de mí y ahora no puedo más que enumerar mis pensamientos:

1. Felicito el año que entrará esta noche al 100% de los lectores del cuarto. En caso de que a alguien no le entre del todo bien, administrar vaselina suavemente cada diez minutos durante la cena y abstenerse de comer gambas. Fin del tratamiento con la primera campanada (se admiten los cuartos).

2. En el escritorio tenía una queja sin moderar: el blog de mi Sombra cumplió un año y ni siquiera la he nombrado, a ella que sólo mira por mí... Lo siento, felicidades atrasadas. El año que viene me lo recuerdas antes.

3. Sigo sin saber absolutamente nada del Coplero. Desde que me vine de Sevilla no he vuelto a hablar con La Lunaritoh ni con Er Cigarra ni con nadie relacionado con el desaparecido en cuestión, pero les dije que si sabían algo, por favor me avisaran... Noticias hasta el día de hoy: cero patatero. Amenazas para siga escribiendo su vida: múltiples y variopintas.

4. No se entiende cómo puede llover tanto. Estudios recientes de la Universidad de Harvard han demostrado que, siempre que no se te inunde la casa y tengas el braserito a punto, no importa el agua caiga.

5. ¿Por qué un profesor disfrutaría amargando las navidades a sus alumnos?

----------- 5.1. Es tonto (90% de probabilidades)
----------- 5.2. Tiene un trastorno mental (85% de probabilidades)
----------- 5.3. Nadie le quiere y disfruta haciendo el mal a los demás (95% de probabilidades)*

*Ni te plantées por qué la suma de las probabilidades de las tres opciones posibles no es igual a 100, son cosas que pasan en esta vida, si eres estudiante de la Universidad de Sevilla deberías saberlo.

Eso es todo amigos. Eran las únicas cinco coma tres cosas que quería decir antes de que acabase el año. Gracias por estar ahí.
miércoles, 30 de diciembre de 2009

Empanamiento

A veces, mirar por la ventana mientras fuera está lloviendo puede suponer embarcarse en un gran viaje mental. Yo hoy, casi sin querer ni darme cuenta, me he transportado a algún rincón de Sevilla entre la facultad y mi casa y he percibido el calorcito de Tulp, el murmullo incesante de Charada y las buenas vibraciones del Gran Buda. Después, he disfrutado de la compañía de Miss Candy Candy y su gracia extranatural. Y me he sentido feliz.

Más tarde, ya en un mundo acorde a la realidad espacio-temporal en que me hallaba, he salido con mi buena amiga Isabella y una Conguita saltarina con los nervios crispados... Y también me he sentido dichosa.

Las amigas... qué sería de mí sin ellas.
lunes, 28 de diciembre de 2009

Agüita

Aunque con la que está cayendo no hay quien salga a la calle... siempre nos quedará Youtube! :)


PD: aficionándome a las entradas fáciles... pero es que también tenía que llover en este Cuarto y no existía una forma mejor! Porque no me negaréis que disfrutar de este video en el braserito es una experiencia de lo más emocionante...
sábado, 26 de diciembre de 2009

Duda

Como ya preguntara mi buen amigo Forrest, yo hoy pregunto:

Mamá, ¿qué es vacaciones?
jueves, 24 de diciembre de 2009

Misteriosa desaparición

V

No sé para qué me embarqué en esta aventura. A dos días de Navidad y con un tiempo de perros, quedo con El Coplero y me deja tirada, ¿lo véis normal? Buscando la manera de contactar con él, he dado con el teléfono de la pensión de mala muerte donde vive y, para mi sorpresa, la casera me dice que no le ven el pelo desde hace por lo menos dos semanas, vamos, casi desde que me reuní con él en aquel bar. Me da la dirección de La Lunaritoh en la Macarena, voy a verla, y me dice lo mismo, que hace no sé cuántos jueves que no pasa por allí. Al parecer, el último que lo vio fue Er Cigarra. Me cuenta que, en un intento de devolverlo al mundo en el que vivimos, pues El Coplero, cada vez más trastornado por sus obsesiones, cree que vive por lo menos cinco o seis décadas atrás, él mismo, Er Cigarra, le propuso salir de la Sevilla profunda y darse un paseito por el barrio de Nervión, con sus grandes avenidas, su centro comercial y, cómo no, su Ramón Sánchez-Pizjuán, estadio del Sevilla FC, equipo del que ambos son fieles seguidores. Para su suerte o desgracia, aquel día el Sevilla jugaba con no sé qué equipo me ha dicho, lo que entusiasmó a los dos amigos a esperar junto a la puerta para ver si, a pocos minutos de terminar el partido, abrían el campo al público y podían disfrutar así del final de la jugada.


Y así fue, abrieron las puertas y Er Cigarra y El Coplero, empujados por un grupo de bestias (también denominados canis) se vieron de pronto en el campo... pero cada uno por un lado. A día de hoy, todavía se están buscando...

Todo esto es muy extraño, no puedo parar de preguntarme qué narices habrá pasado! ...

¿Continuará?

El huracán

Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo, en un momento importante de último año de algo, como ahora lo es este, en que había que apretarse las tuercas aunque costase trabajo, alguien puso en mis manos unos versos acertados para inspirarme un poco de aliento. Desde entonces los he guardado y releído muchas veces y he esperado la ocasión de compartirlos. Así que, salvando la primera parte, que me he tomado la libertad de omitir, ahí os dejo con la esencia del poema Si a vuestra vida un día llegase el huracán. Porque sé de algunos que ya estamos inmersos en él...

[...]

Sólo quiero, por eso,
deciros lo que habréis de recordar:
recordar y salvad vuestra quietud;
si en el norte, a la sombra del tembloroso álamo,
si en el sur, en la brisa del naranjo;
recordad cómo pasa el huracán
por el junco, y el junco no se inmuta,
y el junco no padece.
Porque el junco es flexible.

Esperad y sembrad
como siembra el viento las estrellas,
pues llegará el otoño de los frutos.
Si mantenéis en calma la mirada,
si aun en la luz sois claros,
sed muy flexibles, respirad con paz
como la luz respira.
Ni el junco, ni el aroma, ni la luz,
se quiebran.

Si a vuestra vida un día llegase el huracán,
si hoy llegó el huracán a vuestras vidas,
respirad en su furia con quietud, hondamente,
y esperad.
Ahora, más que nunca,
sed flexibles,
sed junco, aroma, luz.

Antonio Colinas.


Y con esto, desearos una muy feliz Navidad.
miércoles, 23 de diciembre de 2009

Rarezas

Parece un instrumento mágico, digno de mención en un capítulo de la Historia de Sanación con que Buda nos deleita, tal vez porque se da un aire a aquella vieja rueca con que se pinchara la Bella Durmiente bajo el encanto de la malvada Maléfica. Sin embargo, la armónica de cristal pertenece al mundo real y no tiene nada que ver con el tipo de armónica convencional al cual debo mi segundo pseudonombre (esa historia os la cuento otro día).

Inspirado en la música que puede salir de copas llenas de agua al rozar el borde con los dedos húmedos, Benjamin Franklin inventó este curioso instrumento. Su uso llegó a prohibirse por considerar que su música producía graves efectos sobre el ánimo de quienes la escuchaban, tanto que uno podía llegar a la autodestrucción... Pero como casi todo tiene una explicación científica, más tarde se demostró que estos efectos no eran más que una intoxicación por plomo (o saturnismo, si nos ponemos frikis), procedente de los platos que conformaban la armónica.

Mozart, Beethoven o Strauss compusieron piezas para tan estrafalaria creación, que, aun así, no tuvo mucho éxito.

Os dejo con la "Dance of the Sugar Plum Fairy", de "El Cascanueces", de Tchaikovsky, a la glass armónica! A disfrutar.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Hot dinner

A petición de Charada, la reina del drama, escribo esta entrada para informaros a todos.

Pre-Navidad, fecha de cenas de clase, cenas de empresa... Advertencia: diga lo que diga la tele, no será la noche más fría del año... Será porque te reúnes con la gente a la que ves a diario en un ambiente fuera del habitual; será porque con el mal tiempo empezamos a buscar calor en la tibieza del vino (ese lubricante social, como diría Tulp); será porque necesitamos despiporre... La noche de la cena será la más caliente de todas.

Nada que ver con el entorno familiar de Nochebuena o con la fiesta entre colegas de siempre por Año Nuevo. Las pasiones que la gente reprime de lunes a viernes de 8.00 a 15.00 tienen que salir por algún lado y en algún momento y, con el vino, esa represión en las miradas se disipa y uno empieza a ver borroso por fuera y clarito por dentro y, antes de que te des cuenta, la timidez deja paso al desenfreno...

Yo sólo digo que cuidado, si ya habéis ido a la correspondiente fiesta sabréis de lo que hablo y, si no, no lo olvidéis, llenaros los bolsillos de condones y que sea lo que Dios quiera.

PD: que conste que yo fui una mera expectadora de los calentones ajenos, con alguna copa de más, tampoco os lo voy a negarrrrrrr (porque estaría feo, jaja). Tenía que documentarme...


domingo, 20 de diciembre de 2009

Music box

Life inside the music box ain't easy. Aburrida de la canción de siempre, la bailarina de la cajita está harta de no poder salir a explorar mundo. El tiempo no se detiene, la vida sigue y ella siempre allí atrapada con su maldita melodía.
Cansada de la rutina, se decide a hacer algo atrevido y, mientras friega los platos y divaga por un mundo de burbujas, acaba dándole un sorbito al agua con jabón del fregadero... Pero ¡ay! el jabón no está como esperaba. Se entrega a la tentación y, en realidad, no es para tanto. Decepción... De nuevo, vuelve a su mundo y se siente como cualquier mortal.

Life inside the music box ain't easy... the mallets hit the gears are always turning and everyone inside the mechanism is yearning to get out and sing another melody completely...
jueves, 17 de diciembre de 2009

Mi alma perdida

Que Amaral me perdone (sobre todo por el terrible final).



sábado, 12 de diciembre de 2009

Autorizada a escribir

Continuación de entradas anteriores.
IV

En el ángulo más oscuro del bar más cutre de Sevilla, allí donde el aire es irrespirable, el suelo se pega a tus zapatos y los viejos con su chato miran raro a una señorita que bebe sola su cerveza, esperaba a mi cita. Pasaban ya veinte minutos de la hora acordada y yo empezaba a pensar que me habían dado plantón... pero, de pronto, su figura recta se dibujó en la puerta y, por el caracolillo que intuí en su sien, supe que era él, el auténtico y genuino, el protagonista de su propia historia, El Coplero.

No es guapo, pero tampoco feo. Tiene su punto con esa barba de tres días que me traía el otro día y esos ojos verde agua de pestañas largas caramelizadas. Mmm... puede ser atractivo a la vista de una mujer hasta que el pobre mío abre la boca y empieza a rezumar feminidad por los cuatro costaos.

Venía muy contento. Nada más sentarse me dijo que definitivamente me daba su permiso para escribir esta historia y que ya no tenía que seguir poniendo que me la estaba inventando ni que ya veríamos si la escribiría o no. Al parecer, con sólo tres entradas, ha sido suficiente para que la gente lo pare por la calle y lo reconozca, si viérais como estaba, parecía otro, nada que ver con aquel Coplero melancólico que me pidió un cigarro una noche cualquiera de jueves en El Salvador (y yo, como no tenía, le di conversación...)

Me contó que el otro día, mientras paseaba con Er Cigarra, una señora lo paró y le dijo: Niño, tú ere Er Coplero, no? Er der Cuarto Solitario? Ole, ole y ole tú y la mare que te parió. No te rindah, no ehtéh trihte tú, mi arma, ¡que la copla no ehtá muerta! ¡Ahí tieneh ar Falete, a la Diana Navarro, a la Pahtora Zolé! Guapo, que ereh mu guapo, ya ehtoy ancioza ehperando er prózimo capítulo de tu hihtoria. El Coplero no sabía mucho de estos artistas, algo había oído, pero como él seguía anclado en su pasado-presente, soñando con las más grandes de la peineta, no había echado mucha cuenta... ahora, me comentaba, le picaba la curiosidad por ese tal Falete y las otras dos.

Al parecer, Er Cigarra fue por ahí contando lo sucedido. Se lo contó al cuponero, al del kiosko de prensa, a las niñas del Polvillo, a las del Supersol, al aparca que se pone en el Prado, al negrito de los pañuelos, a los del Lipasam, al que siempre está tirado en un poyete de Santa Justa, a los de los churros de enfrente del Arco de la Macarena, a todo el que estaba en El Rinconcillo... ¡Yo qué sé! Se lo contó a to Cristo. Resultado: ¡ahora todos quieren mención especial en la historia! El uno porque una vez llevó al Coplero a casa borracho, el otro porque un día lo invitó a una copa... Y el pobre Coplero venía un poco preocupado. No te apures -le dije yo- cada cosa a su momento y, no lo olvides: esta es tu historia.

Ah, y la semana que viene te traigo algo de esos artistas en el mp3........

¿¿¿En el emer qué queeeeérrrrr???



El Coplero os manda un saludo ¡Hasta la próxima, amigos!
miércoles, 9 de diciembre de 2009

Er cigarra

III

Al final os vais a creer y todo que voy a escribir esta historia... nada más lejos de la realidad, son sólo divagaciones! Como os dije, si yo siguiera hablando del Coplero, no podría dejarme atrás a su amigo del alma. Nada tiene este que ver con el misterioso amigo que también tendrá su vestidito de flamenca, sino que se trata de un buen hombre que le saca por lo menos veinte años al Coplero, pero cuya amistad se remonta a los días en que éste aun no había hecho ni la Primera Comunión... memorable día, por cierto, que ya veremos si contaré.

Vivía por entonces El Coplero en el mismo piso macareno en que aun vive La Lunaritoh, y era Faustino er Cigarra su vecino más próximo, vamos, puerta con puerta. Como su propio apodo indica, Faustino no tenía otro quehacer que pasar las mañanas al sol dando paseos calle arriba, calle abajo, canturreando como la cigarra, pero más dichoso que ésta, pues sabía que a fin de mes le esperaba su paguita de prejubilado gracias a la hernia inoperable de su espalda que lo incapacitaba para seguir ejerciendo en el maravilloso mundo de la construcción... sin tener por qué aguantar las miradas de reproche de las hormigas obreras.

Los infortunios de La Lunaritoh con los hombres hicieron del Coplero un niño que creció sin padre conocido y tal vez fuera esto lo que le unió a su vecino Er Cigarra, aunque no por ello iba a ser éste, maruja loca típica andaluza, quien supliera la figura masculina que el niño necesitaba.

Los libros no eran el plato favorito de nuestro amigo El Coplero, que prefería escabullirse de la escuela sin que su madre lo supiera y pasarse la mañana paseando con Er Cigarra, que como tampoco tenía dos deos de frente, se lo consentía con tal de que le hiciera compañía. Así, vino a enseñarle éste las buenas costumbres sevillanas: los desayunos cerca de las once con su tostaíta jamón, la charla con el cuponero después de comprar su cuponcito, el vinito de las doce con sus arvellanah, las aceitunitas de las doce y media, la tapita de la una, la cervecita de la una y cuarto, la partidita de cartas, la corrida de las seis, entretanto cotilleos varios, sevillanas y fandangos, palmitas y taconeos...

Ay, pero no dejaba El Coplero en aquellos tiempos de sentir cierta pena por no conocer a su pare, y algunas noches lloraba desconsolado mientras su madre, con el corazón encogido y aguantándose las lágrimas para que su niño no la viera llorar, le cantaba así al oído..



¿Continuará?

PD: las canciones forman parte de la historia
sábado, 5 de diciembre de 2009

Con un traje de volantes y una enagua armidoná

Continuación de la entrada anterior.
II

Si algún día yo me decidiera a escribir la historia del Coplero, no creáis que lo dejaría solo. El susodicho, como cualquier hombre que se precie, tendría algún amigo de verdad, un compañero de alegrías y penas, de lunes al sol, de borracheras tontas, alguien con quien contar si le hiciera falta. Lo rodearía también de algunos personajillos característicos de esa vida callejera en que El Coplero se desenvuelve, tal vez, no sé, de un amor y, cómo no, tratándose de un artista del mundo de la peineta, tendría que nombrar a su madre.

Así, os contaría cómo los jueves, aprovechando para echar un ojo al mercadillo de la calle Feria y sentirse feliz entre las antigüedades polvorientas más cercanas a su realidad que los modernos maniquíes de las tiendas de la calle O'Donell, El Coplero acaba traspasando la frontera marcada por la Muralla para adentrarse en el barrio de la Macarena, donde vive Antonia La Lunaritoh, que es como la gente del mundillo farandulesco conoce a la madre de nuestro hombre. Será esta mujer una vieja enjuta pero alegre que lleva toda la vida cosiendo trajes de flamenca para las gitanas guapas de piel morena. Su mote se lo pusieron de joven porque cuando salía del taller de costura siempre decía: Ohú, hay que vé que sierro los oho y namáh que veo lunaritoh. Y de ahí, se le quedó.

Otra costumbre del Coplero en estos jueves en que visita a su madre es la de llorarle un rato para que le haga un traje de flamenca para la Feria que viene. Lleva el pobre desde chico detrás del maldito vestido, pero la mujer se niega. Antonia -le dice su hijo- hahme er favó, por Dió, cóseme de una ve er vehtío que yo baile ehte meh d'abrí contento con mi trahe de volanteh, mira que te muereh y no me lo hase. Y este año, es curioso, La Lunaritoh se ablanda y va y le dice: ¡Tamié tieneh rasón, jomio, que tú a mí el único dihuhto que mah dao eh salirme sarasón, pero luego hay que ve lo güeno que ereh, mi arma! Y con esto el Coplero le mete un achuchón que casi la mata, le da un beso de los que suenan y le dice sonriente: En veh de uno que sean doh, que te voy a trae a un amigo que se va a morí de la ilusión. Y su madre se resigna.


Contento y feliz y sintiéndose afortunado, El Coplero volvería a su mundo del centro ciudad, no sin antes detenerse en la basílica de la Esperanza Macarena para prometerle que, después de su madre, Ella será la primera en ver su traje de volantes y el de su misterioso amigo. Luego vuelve sobre sus pasos para pasar bajo el Arco, que le encanta, y así va callejeando para salir a la Alameda y pasar por la calle Amor de Dios, mientras va canturreando...


Muy posiblemente continúe...
jueves, 3 de diciembre de 2009

Noches de España

El Coplero. Capítulo I.

En las noches de luna y clavel...

...he estado divagando a cerca de un personaje que bien podría protagonizar una de mis ya olvidadas historias. Se trataría de un coplero amanerado (sí, la realidad me inspira bastante) que recorre en las lúgubres noches de otoño las céntricas calles de la ciudad sevillana entonando coplillas por lo bajini, melancólico, nostálgico de una época que le hubiera gustado vivir, sintiéndose fuera de la realidad, preso de unos tiempos que no son los suyos, atrapado, solo, incomprendido... Ataviado con mantoncillo flamenco y soñándose con peineta, va echándose los rizos hacia atrás con un gesto muy a lo Jurado. Deambula por Sierpes, Velázquez, Tetuán, la Campana, a veces se adentra en Santa Cruz y rara vez pasa de la Puerta Osario, por un lado, o de Reyes Católicos, por otro.

La gente lo señala, lo apunta con el dedo... pero a él le importa un bledo. No es esa su canción, mas sí su situación. Lo llaman Er Coplero.

Su canción favorita sería Triniá y, lejos del tumulto matutino del domingo, en la soledad nocturna de la Plaza del Museo, El Coplero la interpreta cualquier día de entre semana bajo la mirada pétrea de Murillo.

Pobrecillo El Coplero, no entiende de Internet, de coches, de ropa de última moda... no sabe ni que estamos en el siglo XXI. Todavía utiliza walkman y en él escucha a veces sus cassettes de las más grandes, Estrellita Castro, la Piquer, Lola Flores y el Caracol, la Jurado, Charo Reina, Marifé... y a veces se pone algo de Camarón.


Puede que continúe... también puede que no.
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