domingo, 29 de mayo de 2011

Cerezas

Tenéis razón, todas las etapas de cambio son difíciles. Sólo que, supongo, cada vez y cada uno lo experimentamos de manera diferente. No os equivoquéis, yo estoy contenta, quiero salir y quiero aprender y aprovechar cada momento de esta vida nueva. Es sólo que ahora mismo la ansiedad que se me ha colado en el cuerpo no me deja disfrutarlo como a mí me gustaría. ¿Por qué será? ¿A mí? Es extraño, yo que me creía tan pasota. Pero tranquilos, que ahí ando buscando mi equilibrio cuerpo-mente, aunque sea a base de respiración diafragmática y blogoterapia (sin olvidar la sobrinasterapia, que es la mejor aunque quede relegada a los fines de semana).
Os dejo unas cerezas de la huerta para que picoteéis un rato. También podéis colgároslas de las orejas, a mí me encanta, son mis pendientes favoritos.

miércoles, 25 de mayo de 2011

En realidad no tan feliz de la vida

Queridos amigos, lectores, seguidores (lo de seguidores me suena muy fuerte, pero bueno), y bloggeros todos:

He de reconocer que últimamente no tengo muchas ganas de escribir en esto del blog. Y no será porque no tenga cosas que contar, pero no sé... estoy un poco apática. He estado reflexionando sobre mi última entrada y he llegado a la conclusión de que definitivamente, me pasé con lo de "feliz de la vida", que os hizo creer que yo había vuelto a la ciudad tocando el bongo y las castañuelas. Lo cierto es que, aunque me reafirmo plenamente en lo de lo acertado de mi elección y todo lo que ha venido detrás, estoy pasando unos días difíciles. Demasiadas cosas nuevas. Demasiado cambio para digerir sin que me produzca una diarrea intestinal y mental. Y a veces se me cruzan los cables y sólo pienso en volver con mi mamaíta que me hace comidas ricas y me miente diciéndome que soy la más guapa del mundo mientras yo, feliz, me recreo en su mentira. Con la de veces que allí me quejo y me dan ganas de largarme... y ahora lo último que me apetece es esta soledad vacía y no poder llorarle a nadie (por teléfono no tiene el mismo efecto).


Lo extraño es que, a pesar de mis cero ganas de estar sola, no me apetece salir, ni ir recomponiendo los pedacitos de mi vida sevillana como se merece, agravándose esto con el horrible calor que hace en la calle. Total, que me encierro en casa, pongo mi aire y no llamo a naide y a la única que no doy un no por respuesta cuando me ofrece pasar un rato fuera de mi piso, es a la madre de Buda porque ya me he dado cuenta de que, como a la mía, no se le puede negar nada y en su gazpacho y su tortilla y en su zumo de naranja he encontrado consuelo y me he sentido contenta de que me acojan con tanto cariño en estos días rarunos y siempre, así que, como recompensa, la semana que viene pienso traerme mi guitarra y renovar el repertorio, que el próximo día que me inviten ya no puedo escaparme sin cantar algo. Ni que decir tiene que tampoco le diré que no a Buda cuando me invite a su piscina, que qué mejor terapia que ahogar en ella mis penas!
Joder, qué bien me ha venido desahogarme, se me olvidaba lo terapéutico del blog.

Un abrazo.
domingo, 15 de mayo de 2011

Feliz de la vida

Con mi elección. Con mi especialidad, mi hospital, mi centro de salud. Con mis coerres. Con mi contrato firmado. Con mi tutora asignada. Con mi nuevo fonendo, otoscopio, esfigmomanómetro y linterna. Con mi maletín. Con mi curso de urgencias. Con mi coche para ir y venir. Con mi música en el coche. Con mi aire acondicionado. Con mi brownie para desayunar. Con mi cactus injertado. Contenta. Y un poquito anémica, entre otras cosas.
martes, 3 de mayo de 2011

Yo que no sé aparcar...

... y mira tú por donde sin comerlo ni beberlo hoy he aprendido una lección: como aparcar tu coche tras un día de romería. Que el espacio es muy pequeño, no pasa nada, se deja el morro asomando un poquitito y ya está.

Que la esquina queda un poco más justita para los que tengan que girar hacia abajo, no pasa nada. Si luego viene una y le da, es que las mujeres conducimos muy mal. Y además, no sabemos aparcar.
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