domingo, 29 de marzo de 2009

Rincón de Magia crepuscular

Voy a interrumpir la historia de los dos hermanos a medio criar para enseñaros un rinconcito del universo con un encanto especial y que no viene en las guías campsa ni en los archivos del google maps.
A medio camino entre Fregenal e Higuera la Real (a medio camino aunque dando un pequeño rodeo...), pasando el cruce en dirección Oliva, llegaréis a un bonito lugar conocido por el gran pilón en que podréis saciar vuestra sed, la fuente de "La Pitera".


Rodeada de campo y perdida entre los terrenos de dos humildes pueblos de la austera Extremadura ¿Acaso estaría entre la lista de monumentos que visitaría un turista?

De su historia yo no sé más de lo que cualquiera puede suponer, que se trata de un lugar donde personas y animales podían pararse a beber en sus largos viajes a pie.

Y parece un lugar corriente, donde nunca pasa nada especial, donde el tiempo transcurre mientras los pájaros cantan, mientras los escarabajos peloteros hacen rodar tranquilos sus bolas de excremento y los grillos hacen cri cri... y poco más. Sin embargo, llegado el atardecer...

El sol se pone en el horizonte y el ambiente se vuelve entre naranja y rojo y parece que el tiempo se para, ¡pero no!, porque sabes que durará poco, que sólo son unos minutos, pero qué minutos, qué intensos, qué hermosos, qué pena que dure tan poco! Si casi no quieres pararte a sacar una foto! Y, por si fuera poco, la sensación de la imagen del ocaso se engrandece con el suave rumor de las aguas que caen sin cesar...

No seguiréis creyendo que es un lugar corriente, no? Y pensar que este fenómeno se da cada día en miles de lugares perdidos del mundo (qué digo en miles, en todos!), en sitios que no podemos ni imaginar, en taaantos rincones mágicos, mientras nosotros seguimos con nuestras vidas en un extraño más allá que ya apenas si valora las puestas de sol! Esas que el Principito se tragaba de cuarenta en cuarenta cuando le entraba la depre...

Me despido con un poema de Jorge Luis Borges al Atardecer:

Siempre es conmovedor el ocaso
por indigente o charro que sea,
pero más conmovedor todavía
es aquel brillo desesperado y final
que herrumbra la llanura
cuando el sol último se ha hundido.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo a la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando sabemos que soñamos.

PD: Abro con esto una nueva sección cuya etiqueta será Puestas de sol y os anuncio que en la próxima os presentaré a Leo, un gran perro que no pudo acompañarnos en esta ocasión pero al que no le gusta perderse una!

martes, 24 de marzo de 2009

Preparando una gran Fiesta


Cada año, en una fecha determinada, todos querían poner las fachadas de sus casas relucientes, de ese blanco que molesta en las mañanas soleadas. Eran los días en que bajaban a la Virgen de la ermita al pueblo y los vecinos de Villa Alcornoque del Monte deseaban que la Susodicha se sintiera orgullosa de sus fieles nada más llegar. Pues bien, esto viene a que eran precisamente estos únicos dos-tres días del año cuando Marcial y Patricio trabajaban, sacándose así el sustento con el que vivieran el resto del año. Y era su labor nada más y nada menos que la de pintar todas las casas del pueblo. Todas. Ni una más, ni una menos, pues el Excelentísimo Ayuntamiento de Villa Alcornoque del Monte así lo disponía, permitiendo de esta manera que estos dos pobres infelices sacaran algún beneficio al año para poder subsistir.
Se acercaban ya las Fiestas de la Virgen Ntra. Sra. Sta. Mª del Corcho, Madre y Patrona de Villa Alcornoque del Monte, y se preparaban ya sus habitantes para tan sublime celebración. Las mujeres lavaban las colgaduras rojas y aterciopeladas que vestirían los balcones de sus casas durante la semana de los festejos. Los niños cortaban rosas de los jardines para deshojarlas y esparcir sus pétalos por las calles la tarde de la recepción. Los hombres... los hombres por lo general no hacían nada. Que yo recuerde, sólo tres de ellos se entregaban también por aquellos días a la preparación de las Fiestas: El cura (que tampoco es que se matara a trabajar, pero hay que decir que eran sus días más estresantes...), Marcial y Patricio.

CONTINUARÁ

viernes, 20 de marzo de 2009

Dos hermanos a medio criar

Lo que os voy a contar no ocurrió hace tanto tiempo como las historias de los cuentos que suelen leer los padres a la hora de dormir. Tampoco tuvo lugar en un pueblito muy muy lejano y su protagonista no descendía de ninguna familia real. Se llamaba éste nada más y nada menos que Marcial. Marcial tenía un hermano, Patricio, y los dos eran feos, más feos que Picio. Por eso, como todos en el pueblo, ellos también tenían su mote que, cómo no, hacía honor a su más significativa característica: los Caretos. Eran los Caretos, además, un poco como con diez minutos de retardo, ya sabéis, que tenían que haber estado en la olla un poquitito más... Y, como otros muchos por aquella época, analfabetos, huérfanos y pobres.
Todo el que sea de pueblo o de un barrio donde más o menos todos se conocen, sabe lo que estas personas son para los niños y para algunos no tan niños... carne de cañón. Objeto de burlas y chistes, de bromas pesadas y, a veces, hasta de engaños y abusos. Vivían en un cuartucho sucio y maloliente con un montón de colchones apilados que casi llegaban al techo y allí, con la nariz rozando las humedades verdinegras que decoraban la habitación, compartían cama con todo tipo de ácaros y demás bichos del reino animal. Y estaba, además, su calle a medio camino entre la escuela, ubicada en una punta del pueblo, y el centro del mismo... por lo que casi todos los niños pasaban por allí a diario. Algunos tomaban carrerilla desde la esquina y al pasar por su casa pegaban una patada en la puerta, tan fuerte que a veces hasta se caían hacia atrás sobre sus pesadas mochilas. Otros, simplemente pasaban cantando a pleno pulmón la canción aquella que se inventaron un día en el recreo "Son dos hermanos a medio criar, uno Patricio y el otro Marcial..." Y entonces, siempre Marcial, el más alto, el más extraño, el más tardío, delgado como un fideo, salía hecho una furia con su cara negra de mugre, arrugada y fea como su ropa, con los ojos desencajados de rabia, gritando palabras ininteligibles y sacudiendo sus huesudos brazos tanto que parecía que se iba a desmontar. Los niños se morían de risa mientras se alejaban calle abajo. Dicen que un día sacó un hacha... yo creo que alguno más listo de la cuenta se lo inventó, pero esa imagen figurada de Marcial con un hacha en la mano corriendo y maldiciendo detrás de ellos lo hacía todo más siniestro y cómico a la vez y animaba a los arriesgados a burlarse de ellos para ver si algún día tenían suerte y volvía a sacar el famoso hacha.

lunes, 16 de marzo de 2009

En un lugar de Extremadura...

En esta entrada voy a enseñaros un poco de mi pueblo. La verdad es que este bien podría ser un post de Extremadura Perdura, pero hay una razón por la que quiero que vaya en este cuarto, y es que tengo amigos que aún desconocen ese rincón tan bonito del mundo llamado Fregenal de la Sierra, del que yo vengo y yo soy, porque, queridos amigos Almendra Puck es frexnense!
El video que he escogido es un poco extraño... bueno, más bien "cutrecillo", pero me ha gustado más que otros que he econtrado porque las imágenes son más actuales y porque al no tener música podéis escuchar a los pajarillos cantar (y la respiración del cámara... :S)

Dejo este otro también, que ya puse en una entrada EP (Extremadura Perdura, jajaja), porque también nos saca a dar un paseito muy agradable por Fregenal.

Venga, ya no os doy más la vara, espero que os haya gustado, un abrazo y hasta pronto! :)

lunes, 2 de marzo de 2009

? :S ¿

Decenas. Cientos. Miles. Millones. Miles de Millones de dudas. Sales de unas y entras en otras. De la mayoría no te deshaces nunca. Y la vida sigue y tus dudas también. Y algunas van de la mano de la toma de decisiones que no pueden esperar. Y decidas o no, probablemente, la duda seguirá ahí. Tú huyes, pero te persiguen. Las olvidas por un tiempo, pero reaparecen. Las omites, pero ellas se mantienen martilleándote la conciencia hasta que, un buen día, vuelven a salir a la luz. Vuelves a pararte a pensar, a dedicar minutos de tu maravilloso tiempo en dar vueltas a tu cabeza por aquella incógnita sin resolver. Y de nuevo, incertidumbre... y a otra cosa, mariposa.
| Top ↑ |