jueves, 29 de julio de 2010

Akelarre a las 9 a.m.

Las brujas sacan sus escobas y hacen grupos en las esquinas. Traman monstruosidades, intercambian cotilleos, recetas para sus pócimas... y rompen a reír en carcajadas siniestras enseñando sus horribles dientes postizos. Si un humano cualquiera pasa, uno corriente, yo misma por ejemplo, se van acercando a él, le acribillan con preguntas, se meten en lo que no les importa, le buscan a una las cosquillas. Porque son brujas. No tienen nada mejor que hacer. Y hay que cuidarse de no mirarlas fijamente mientras te hablan... pueden convertirte a ti también y hacerte soltar la más tremenda de las maldiciones.

Un dato importante para reconocerlas es que ya no se sirven de cuervos, ahora llevan perros con coleta que probablemente usen en sus orgías esperpénticas.


lunes, 26 de julio de 2010

Break

Ay mi madre! Tengo mono de blog, llevo una semana con ganas de actualizar, doña paradela tendrá que disculparme por no participar en su concurso, que lo he tenido colgando en la mente de lunes a viernes; los que se aficionaron a aMIRitmo, ese blog creado por la necesidad de desahogo de este verano miriano, estarán decepcionados, pues no he escrito ni una entrada en condiciones; miles de cosas... bueno, a lo mejor no miles, pero, como dicen allá por Andalucía, cienes, cienes de cosas que se me están escapando últimamente.
El motivo, en parte, es que estoy pasando unos días en La Huerta, un mundo donde a cada paso hay un ecosistema nuevo lleno de vida salvaje que no conocen ni los libros de la Facultad de Biología, donde por el día te metes en la casa fresquita y sólo sales al soporífero mundo exterior para sumergirte en la piscina hasta que se te queden los deos arrugaos (porque yo digo deo y ya que digo deo no voy a decir arrugado), un mundo donde la mañana huele (bien) y la noche (también) y donde se ven luciérnagas y sapos (gordos y diminutos, que ayer cogí uno pensando que era una rana y cuando lo vi a la luz... era un sapo chico y feo) y, cuando la luna te deja, ves estrellas fugaces bonitas y preciosas (porque las hay bonitas y luego, aparte, las hay preciosas).
En fin, y eso es mi vida un poco o un poco de mi vida cuando no estoy estudiando, porque se me ha olvidado deciros que estoy estudiando mucho y sí, queridos amigos cuyo verano también es MIRiano, aunque os lo creáis sólo regular: estoy estudiando mucho (y si no vas y se lo preguntas a mi madre).

Hasta pronto amigos.
martes, 13 de julio de 2010

Esencia pueblerina

Mucha gente cree que el koala es un cateto. Es posible. También yo soy cateta, cateta de pueblo, ¿dónde está el problema? No puedo dejar de serlo, vaya donde vaya, siempre llevaré esa esencia que algunos se creen que es algo malo. No señor.

Si ser cateto es amar el campo, querer la tierra, criar guarros, ordeñar vacas, ver el amanecer, bañarte en la alberca, sembrar hortaliza y ver cómo crece, regar mientras se pone el sol, soltar a los perros y dejarlos que correr libremente, llevar una cesta y llenarla de huevos, de albarillos, de brevas, saludar a un burro, reconocer a los pájaros por su canto... pues mira, con todo lo que he puesto, si eso es ser cateta, muy a mi pesar soy mucho menos de lo que pensaba y ya quisieran muchos saber lo que sabe uno de estos.

Lugareño, palurdo, dice de cateto la RAE. Luego de palurdo dice: dicho por lo común de la gente de campo y de las aldeas: tosca, grosera. En las ciudades es que no habrá gente grosera...

En fin, remataré con una canción del koala, que es el que me ha inspirado, se la dedico a los que nunca comprenderán estas letras porque se creen que el que las canta es el colmo de la vulgaridad. Tampoco los culpo, hay que haber vivido cercano a esto para comprender lo maravillosamente bien escritas que están sus canciones. Por eso, lo más triste no es el que vive en la ciudad y no se entera, sino el de pueblo que reniega de ello.


Dime tú a mí lo que tendrá de malo ser uno de los dos lados que forman el ángulo recto de un triángulo rectángulo...
viernes, 9 de julio de 2010

Observación

La palabra temazo está de moda entre los modernitos. Así, ella sola, sin más ni más: temazooo. Van por ahí exclamando: temazoooo y sintiéndose molones. Cantan todo el rato en inglés, se saben las letras, nada de lalalalalalatinoninoniii y cierran los ojos al bailar como si rozaran el nirvana. Y en cuanto suena algo sesentero, setentero, a lo sumo ochentero o, en su defecto, algo tan moderno que todavía no conoce ni el tato y, como ya he dicho, en inglés, vayan por donde vayan, alguno exclama: temazoooo y los demás repiten: temazoooo, temazooo, temazoooo, mientras mueven la cabeza al ritmo de la música mirando a través de sus gafas de modernitos el cateto mundo que les rodea.

Todo me parece muy bien. Sólo me pone nerviosa lo de temazoooo.
jueves, 8 de julio de 2010

La cabra

Érase una vez una cabra que no quería seguir a su rebaño. El camino de todos los días se le hacía pesado y aburrido y estaba segura de que más allá de los límites de la cerca tenía que haber prados verdes de hierba tiernita, más tiernita aun que la que estaba a la sombra de la higuera donde solía echarse a rumiar. Era una cabra especial, las demás puede que se dieran cuenta, pero nunca la comprenderían... eran cabras corrientes. Ésta, sin embargo, es que no sólo rumiaba hierba, rumiaba ideas.
Se decidió una tarde de verano, atravesaría la cancilla en un descuido del pastor y por fin exploraría lo que había más allá. Y así echó a andar, tuvo miedo, pero se dijo: si eres rumiante, tira palante, y eso hizo. Y siguió camino arriba, por la luna y más allá... y qué pena cuando vio lo duro que era el exterior, la sirenita no lo notó porque se fue a vivir con un príncipe, no te fastidia. Pero qué principe iba a querer a una cabra? Se acordó de su pastor, que tan bien la trataba siempre. Y decidió volver siguiendo por pista sus heces caprinas. Mas halló cerrada la verja.

miércoles, 7 de julio de 2010

Carta hallada en un desván

Soy una avispa terrera. No sé si algún día alguien leerá esto que estoy escribiendo en mi panal de tierra, pero yo lo hago porque siento la necesidad de desahogarme, tampoco por otra cosa. Me gustaría que otros supieran que a mí tampoco me gusta este mundo en que vivimos. Las de mi especie mueren por hundir su aguijón en seres que, a su vez, quieren matarnos cuando no les hacemos nada. Porque si no nos hicieran nada, acaso creen que les picaríamos? Bueno, algunas así, algunas pican por gusto. Ésas son las que no me gustan de mi especie. Van por ahí, volando como locas, que a veces hasta se caen en las piscinas de lo follás que van, y todo para qué? para picarle a un niño humano? disfrutan con su llanto, son felices durante un breve período de tiempo... luego mueren. No entiendo ese suicidio absurdo. Naciste para eso? para hacer el mal? luego te morirás y ya está? qué habrá quedado de ti? una lesión maculopapulosa y eritematosa de prurito insoportable durante días que le hace a alguien la vida aun más penosa? No me gusta, qué queréis que os diga.
Igual de lamentable me parece el señor que nos persigue con el zapato para matarnos con la técnica del zapatazo. Nos aplastan sin piedad, algunos nos dejan moribundas estampadas contra el suelo o contra la pared, aleteando temblorosas y no se molestan en rematarnos, les da igual que estemos sufriendo, al fin y al cabo ya no les haremos daño. Otros prefieren perseguirnos con un bote de fliflí y no les importa intoxicarse con tal de que nos caiga todo el chorro en lo alto. Parecen no darse cuenta de que somos avispas terreras, no cualquier mosca vulgar, y no es tan sencillo matarnos por esta técnica. La mayoría de las veces nos dejan drogadas, tiradas por cualquier esquina, sufriendo igual que con el zapatazo incompleto. Algunas, con suerte, se recuperan sin secuelas en cuanto abren las ventanas y empieza a circular aire fresco. El resto perece lentamente a lo largo de una noche de agonía o, en ocasiones, quedan atontadas para toda la vida.
Me parece que este mundo no está sano, de verdad me lo parece. Y yo, que no soy más que un siemple himenóptero, me niego a salir de mi panal de tierra porque tengo miedo. Miedo a hacer daño y a que me lo hagan. No quiero ser mala, pero tampoco quiero ser la víctima de otro ser malvado.
Eso es todo.


lunes, 5 de julio de 2010

Estoy

Tendréis que perdonarme mi ausencia. Las cosas se me complican. No se me tuercen, todavía no, pero se me complican. De ahí mi ausencia. Como decía en la entrada anterior, una etapa de mi vida está tocando su fin. Ahora me hallo en una especie de fase transicional que durará unos meses y que, se supone, me llevará hasta la nueva etapa que en un futuro me aguarda. Esta fase transicional de la que os hablo no es un caminito llano lleno de flores y confort. Es más bien una cuesta arriba pedregosa, salvaje y bañada por una atmósfera de calor sofocante. Mis amigos también suben con trabajito y sudores, pero apenas si podemos darnos la mano, porque llegar a la cima es algo que tiene que hacer uno mismo. Eso sí, podemos animarnos y, al fin y al cabo, sabemos que los otros están ahí.

También sé que vosotros, lectores y amigos que llenáis el cuarto, estáis ahí. Yo con esto acabo mi descanso y me voy al mundo bucólico y pastoril donde mi madre me ha preparado oootro cuarto, fresquito y acogedor, a ponerme con mis libros... y donde no hay internet.

Hasta otro descanso... volveré!
| Top ↑ |