sábado, 30 de agosto de 2008

HISTORIA BASADA EN ALGUNAS REALIDADES VII

Capítulo VII.

...Todo en él era dorado. No necesitaba joyas que adornasen su figura, porque él era la joya. Sin embargo, había algo que sí destacaba sobre lo demás. Su pelo. Una larga melena dorada brillaba y lanzaba destellos de luz como los rayos del sol... pero en su cara, el paso del tiempo se reflejaba en surcos trazados por una vida que no había sido fácil.
Tras un silencio incómodo al que Charada creyó que no sobreviviría, el Buda por fin abrió los ojos. "Has tardado mucho". Charada quiso explicarse "Sí, bueno, hice algunas compras, luego conocí a un gusano que...". Buda puso los ojos en blanco y Charada guardó silencio. "Tus amigas están en terrible peligro". Se levantó y sirvió dos copas de una botella de crema de ron miel de las Islas Canarias. Ofreció una a Charada y, mientras saboreaban aquel delicioso licor, Buda empezó a narrar una historia.

"Hace muchos, muuuchos años, conocí a una joven guapa y encantadora. Se llamaba Asunción. Asunción había nacido con unos poderes sobrenaturales que la convertían en la persona más admirada de la comarca. Todos querían conocerla. Todos los hombres la querían para sí. Pero ella cometió un error y se enamoró del único que no la quería. De mí. Por aquel entonces yo era un joven cualquiera y no había sabido lo que era amar de verdad hasta que un día conocí a Manuela, mi alma gemela. Al enterarse Asunción de mis verdaderos sentimientos, se volvió loca y todo su poder se transformó en Maldad. Acabó con la vida de mi amada Manuela y esa misma noche intentó acabar con su propia existencia".

Buda hizo una pausa. Sus ojos dorados se habían llenado de lágrimas al recordar la desafortunada historia de su amor de juventud. Después bebió de su copa y prosiguió.

"Asunción se tiró al pozo de su casa con un cinturón de plomo, con la idea de morir ahogada y abandonar este mundo para siempre. Lo que la pobre infeliz no sabía era que el pozo estaba vacío y que la profundidad no era tal para matarse de un porrazo. Sin embargo, aquel golpe tuvo grandes consecuencias. El impacto hizo que su poder saliera de su cuerpo y se desgranase en los siete poderes que lo componían. El Poder de la Imaginación, el de la Invisibilidad, el de Flipar, el de la Metamorfosis, el Poder de la Fortuna, el Poder de la Bestia y el Poder de la Muerte. Todos salieron de su cuerpo y espíritu. Todos menos uno. El Poder de la Bestia permanecía en ella ocupando toda su alma y haciéndose cada vez más fuerte y destructivo. Cuando la sacaron del pozo, Asunción había perdido toda su belleza y se había transformado en un ser desagradable y siniestro que ponía los pelos de punta. Los otros seis poderes salieron disparados por la boca del pozo y recayeron sobre otras almas. A día de hoy, la Bruja Choni, como comenzó a llamársela desde entonces, aun intenta recuperar todas sus virtudes y someterlas al único poder que le queda y que dentro de ella ha ido creciendo más y más".

Charada no podía creer lo que acababa de escuchar. Ahora se sentía mal por haberse parado a comprar un tutú y una capa... ¡¡¡sus amigas estaban atrapadas bajo el Poder de la Bestia!!!
"Pero, ¿quién tiene los demás poderes? ¿y cómo vamos a acabar con todo esto?!" preguntó Charada desconcertada.
"El Poder de la Fortuna recayó sobre mí. El de la Muerte fue a parar a un perro vagabundo que merodeaba por la zona (y que desde aquél día es inmortal) y el de la Metamorfosis nadie sabe quién lo recibió. Los demás ya sabes en quiénes se hospedan. Para que nadie corra peligro, tenemos que deshacernos de nuestros poderes. Éstos son indestructibles, por lo que lo único que podemos hacer es esconderlos para que la Bruja no los encuentre jamás".

Acto seguido entregó a Charada una pulsera formada por siete cascabeles plateados. "Aquí es donde deben ir a parar Los Siete Poderes".

...CONTINUARÁ...
viernes, 29 de agosto de 2008

HISTORIA BASADA EN ALGUNAS REALIDADES VI

Capítulo VI.

Con su capa celeste y su tutú rosa, Charada se sentía más a gusto q nunca. Al fin vestía como una auténtica supermetadona (término que ella prefería usar después de superar su adicción a la heroína), la única con el Poder de Flipar. Miró a su alrededor y sonrió. Al fin estaba allí. Había pronunciado las palabras mágicas (“Patatín, patatán, flipachín, flipachán, a la casa de Buda quiero ir a parar”) y había aparecido en aquel lugar, un prado verde atravesado por un camino pedregoso que parecía subir una montaña… siguió el sendero con la mirada monte arriba hasta que llegó a lo alto. Allí, encumbrando la cima de tan sublime creación de la naturaleza, se erguía una torre que tampoco podía haber sido creada por el hombre. Era una Torre de Cristal. Charada no sabía por qué no había ido a parar allí directamente en lugar de tener que subir hasta la cima a pie, pero no le quedó más remedio que emprender el camino con tutú y todo.
A la mitad del trayecto se sentía agotada y asfixiada por ese olor repulsivo que impregnaba el ambiente. Se disponía a descansar en una piedra, cuando escuchó una vocecita desesperada gritar “No, por favor, no te sientes aquí, me aplastarás!”. Se dio la vuelta y miró la piedra. Un gusanito pequeño y blanco le sonrió “Gracias!” dijo aliviado, “Soy un gusano de seda, me llamo Pierre”. Charada no salía de su asombro. “Soy un gusano de seda, me llamo Pierre. Gracias por no aplastarme” y volvió a sonreír. Charada lo cogió en su mano con cariño y le devolvió la sonrisa.“Yo soy Charada, encantada”.“Y qué haces aquí?", preguntó el gusano.“Soy una supermetadona, vengo a buscar al Gran Buda Dorado para que me ayude a salvar el mundo de las garras de…” “El Gran Buda Dorado? Yo puedo llevarte hasta él si quieres… pero tendrás que empequeñecer. Tienes que cerrar los ojos muy fuerte muy fuerte y los puños también y mientras, dirás en un susurro que sólo el viento pueda escuchar: "Quiero ser chica y linda como si fuera una guinda” hasta tres veces. Luego cuenta del 5 hacia atrás y finalmente abre los ojos despacito".
Charada siguió sus órdenes y pronto se vio contando…. 5… 4… 3… 2… 1… abrió los ojos y se encontró en un mundo a ras del suelo. Sin pensarlo, subió a lomos del gusano, que no era desagradable como se los suele pintar, sino tierno y suave, como de peluche. Se sentó en un anillo de la parte de atrás. “Agárrate”. El gusano empezó a andar doblando todo su cuerpo y Charada se agarró tan fuerte que temió dañarlo. Antes de que se diera cuenta ya estaban ante el primer peldaño que llevaba hasta la puerta de la torre. En cuanto se bajó de Pierre volvió a su tamaño normal y le dio mucha pena. Lo tomó en sus manos de nuevo, y lo besó. “Gracias por todo, ahora tengo que irme, la Bruja Choni tiene a mis amigas”.
Cuando el gusano oyó aquellas palabras se quedó de piedra. Él conocía bien a esa Bruja. Sin que Charada se diera cuenta, cuando ésta lo fue a dejar sobre una gran hoja, él se coló en un bolsillo de su tutú y allí se quedó agazapado, esperando el momento de la acción.
La puerta de la torre se abrió y Charada entró como Pedro por su casa. Resultó q el cristal de la torre por dentro no era transparente y ésta estaba oscura y llena de velas que iluminaban el techo y las paredes con formas misteriosas. En el centro, sentado en el suelo en actitud meditabunda, se encontraba el grandioso Buda Dorado del que tanto habían oído hablar.

...CONTINUARÁ...
domingo, 24 de agosto de 2008

HISTORIA BASADA EN ALGUNAS REALIDADES V

Capítulo V.

La Choni permanecía inmóvil escrutándolas con la mirada y con su dedo repugnante en alto, listo para disparar en cualquier momento si era necesario... ante sus ojos, sólo Clarividencias se mantenía firme con las pupilas fijas en las de la Bruja, intentando desconfigurar sus perversos pensamientos. Mientras tanto, Almendra estaba oculta bajo los efectos de su poder, aunque no le servía de mucho porque no sabía qué hacer. La verdad es que no habían actuado en muchas situaciones como aquella...
Esa misma mañana habían comido habichuelillas blancas. Se las había dado un ancianito diciéndoles que eran mágicas, que las plantaran y que ocurriría como en los cuentos, crecería una planta enorme con la que podrían llegar hasta el cielo. Pero ellas, que en su viaje carecían de recursos alimenticios, decidieron dejar por un día las bayas silvestres y hacer un potaje suculento con las tres judías, gozando así de una comida tan típica española como era una deliciosa fabada. ¿Que a qué viene esto? Pues viene a que, en aquella situación tan complicada, la judía hizo su efecto en el vientre de Almendra... ¿Que si le creció un árbol gigante en la barriga? No, no, no. El otro efecto... se le desató la tripa. ¿Recuerdan lo de El Grito de Pacopepe? Pues esta vez ocurrió parecido... pero con El Pedo. Digo parecido y no igual y digo bien, porque esta vez no fue el sonido lo que viajó por el mundo contra viento y marea a la velocidad de la luz. Fue la peste. A su paso, las flores se marchitaban, los hombres sufrían fuertes vómitos en escopetazo sin saber por qué, los animales se caían redondos al suelo, mareados por el olor y de pronto, todo el planeta quedó envuelto por una nube densa de olor nauseabundo que sumió a la Tierra en una profunda oscuridad. Se acabaron los agujeros negros de la capa de ozono, la nebulosa pestilente los había tapado. Se acabó la frágil vida del planeta Qajdsfpoe-35 y con ella la ilusión de su pueblo.
No crean que exagero, esto ocurrió así y, por favor, no culpen a Almendra, la culpa fue del viejo! En algún lugar del mundo, ese viejo sonrió bajo una máscara antigasesnocivos porque sabía de dónde provenía el pestazo, pues él mismo había creado aquella bomba fétida en el laboratorio químico de su tienda de artículos de broma.
Pero continuemos con nuestra historia. Almendra se puso roja como un tomate. "Menos mal que no está aquí Charada... sus sistemas moral e inmunológico no lo tolerarían". Miró a su alrededor y vio a la Choni desplomada en el suelo, completamente atufada. Clarividencias la miraba (mirando al vacío, claro) sin comprender nada. "Qué ha pasado?". La que no podía entender cómo Clarividencias mantenía la compostura, era Almendra. De pronto, Clarividencias estornudó y maldijo el resfriado que pilló la noche anterior cuando fueron a cazar gamusinos... desde entonces tenía la nariz entapada y al fin Almendra lo entendió todo (aunque no se lo explicó a su amiga).
Rápidamente cogieron a la Bruja y la inmovilizaron atándola a la pata de una mesa. A Clarividencias se le ocurrió pegar todos sus dedos para que no pudiera lanzar hechizos si despertaba, así que le cerró el puño y le vendó la mano con una cinta aislante negra que encontraron por casualidad. Orgullosas de su proeza, se pusieron a bailar alrededor de la Choni entonando cánticos ancestrales. Entonces se dieron cuenta de dónde estaban. Era una sala circular y a su alrededor, jaulas que llegaban hasta el techo estaban salpicadas de ojos de perro que brillaban en la oscuridad y las miraban con tristeza.

Mientras tanto, Charada seguía en su viaje en busca del Buda Dorado... claro que antes decidió equiparse de una vestimenta de superheroína, pues ¿qué clase de supergirl salvaría el mundo en vaqueros? Provista de capa y tutú, se teletransportó de nuevo, pero... ¿a dónde?

En su Torre de Cristal, el Buda Dorado ya aguardaba la visita.

...CONTINUARÁ...
jueves, 21 de agosto de 2008

HISTORIA BASADA EN ALGUNAS REALIDADES IV

Capítulo IV.

Fue un día soleado de junio cuando Clarividencias, Charada y Almendra salieron a pasear ¿os acordáis?.

"Hoy el día está gris. El cielo está gris clarito, las nubes grises oscuras... todo está gris", dijo Charada con voz preocupada. A lo que Clarividencias contestó: "Anoche tuve una extraña premonición".
Almendra se quedó con la boca abierta, mirándolas con cara de emoticono confundido. Iba a preguntarles de qué narices estaban hablando cuando escucharon aquel grito descomunal salido de las entrañas del aparato fonador del mismísimo Pacopepe. De pronto comprendieron que tenían que hacer algo. Disculpad, ¿se me olvidó decir que estas tres jóvenes están dotadas de increíbles poderes paranormales y supranaturales?
Clarividencias poseía el arte del dominio de la mente. Desde niña había tenido extraños sueños que le desvelaban el pasado, el presente y el futuro, además de dominar la oclumancia a la perfección. Era el Poder de la Imaginación, de una mente abierta a poder ver cualquier cosa. Almendra tenía el Poder de la Invisibilidad, algo que puede ser muy divertido cuando no está la vida de un niño en peligro. Y Charada... ella era la única con un completo y desarrollado Poder de Flipar, uno de los dones más raros que pueden recibir las personas, tanto que no os lo puedo explicar aquí... tendríais que conocerla.
"He visto cómo una malvada bruja preparaba un caldero en una cueva donde había un montón de jaulas con perros obesos de mirada triste. Después, un niño atado a una silla, gritaba desconsoladamente pidiendo ayuda".
Inmediatamente, las tres se pusieron en marcha rumbo al lugar de donde provenían los gritos de Pacopepe. No estaban muy lejos, así que, en un plis, se plantaron en una calle estrecha de casas bajitas con tejados hundidos y puertas carcomidas. Era allí. Clarividencias empujó la puerta de la casa de la Choni y un chirrido típico de toda puerta de casa de bruja deshizo el silencio.

Al fin estáis aquí,
ya os tengo secuestradas,
habéis caído en mis manos,
tontas humanas pavas.
HA HA HA HA HA HA HAAAA!!!
Os voy a arrebatar,
todos vuestros poderes
y no saldréis de aquí
hasta que el viento os lleve!
MUAAAHHH HA HA HA HAAAA!



¡La Choni lo había planeado todo! Todo había sido una estratagema para llevarlas hasta allí y arrebatarles los superpoderes... y para celebrarlo se comería un niño y un banquete de carne de perro! Increíble ¿hasta dónde puede llegar la mente de una Bruja?.
La puerta se cerró de golpe y las tres amigas quedaron atrapadas en la entrada tenebrosa de lo que parecía desembocar en una cueva subterránea. "Rápido, tenemos que hacer algo!", dijo Almendra, y se invisivilizó. Clarividencias se concentró y permaneció con la mirada fija en un punto esperando a que apareciera la Choni para leerle la mente y deshacer sus pensamientos. Charada no sabía que hacer. "Y yo qué hago??" Sus amigas pasaban de ella concentradas en su labor. "Eeeh, hola, estoy aquí, que digo qué ha-go??" "Aaah, con que no me hacéis caso, a que me teletransporto!" Almendra rió, "Esta flipada siempre con sus ocurrencias disparatadas en los momentos más inoportunos". "Creéis que no puedo teletransportarme, eh! A que lo hago, a que lo hago!". Las otras, no podían creer estar viviendo aquella situación disparatada. "No creo que podamos hacer nada, Charada, la Bruja nos ha capturado", dijo finalmente Clarividencias, que no podía concentrarse con las impertinencias de Charada. "Con que no, eh. Pues yo me largo! Me teletransporto en busca del único ser que puede ayudarnos ahora mismo. Me voy en busca de... de... El gran Buda Dorado".

Clarividencias y Almendra se quedaron de piedra, no lo podían creer. Era muy peligroso. Ni siquiera sabían si existía. Para cuando quisieron detenerla, Charada ya había desaparecido y la Choni las miraba desde el primer peldaño de su cueva subterránea.

...CONTINUARÁ...
lunes, 18 de agosto de 2008

HISTORIA BASADA EN ALGUNAS REALIDADES III

Capítulo III.

Algo en su interior le decía que no tenía nada temer. Se detuvo ante la puerta de la casa de la Bruja y pegó la oreja. Al otro lado, decenas de perros gimoteaban pidiendo piedad. La Choni iba a comérselos. Pacopepe no podía creer lo que escuchaban sus aparatos auditivos. Yunque, martillo y estribo chirriaban al oponerse a transmitir esa información que inevitablemente tenía que pasar por ellos para llegar a un nivel superior... poco a poco, Pacopepe fue sintiendo una punzada en las sienes que se iba haciendo más y más intensa; apretó los ojos, se llevó a las manos a la cabeza y cayó finalmente de rodillas vencido por el dolor.

"Al fin os tengo a todos,
perritos regorditos,
os he ido alimentando
para hacer con vosotros
un banquete exquisito.
El rabo de una rata,
la oreja de un conejo,
un diente de león
y el pico de un vencejo...
la lara la la lalaaa,
un banquete exquisito
aquí tendrá lugarrr!!!"


Así cantaba la Bruja con voz aguardientosa mientras Pacopepe, semiinconsciente, iba despertando de un fuerte golpe. Todo estaba oscuro y olía mal. Cuando finalmente despertó no sabía dónde se encontraba, aunque sospechaba que era la sala de pócimas de la vieja Bruja Choni. Atado a una silla y rodeado de toda suerte de extraños botecitos burbujeantes y llenos de ojos, rabos y lo que parecía una vesícula biliar, en una cueva de mala muerte, fría y pestilente como sería el aliento de un cadáver si estos pudieran gozar del privilegio de tener aliento, Pacopepe exhaló un grito inhumano salido de lo más profundo de sus entrañas. Jamás se había escuchado sobre la Tierra un bramido similar. Su voz de pito (característica de todo niño que no llega ni a los 10), su furia contenida y su enorme deseo por recuperar a Pacoasecas, salieron a una por esa boca. La Tierra tembló. Los volcanes inactivos, se activaron y entraron en erupción; las aguas de los lagos y los ríos se volvieron turbias y agitadas; los pájaros, dondequiera que estuvieran, volaron a otra parte; todos los bebés lloraron al unísono y todas las parejas que estaban haciendo el amor tuvieron un orgasmo simultáneo arrastrados por aquel tremendo alarido, proyectando también sus voces excitadas al espacio y sumándose así al grito desgarrador. Aquella onda sonora supramegahérzica atravesó galaxias y auroras boreales, y los habitantes del planeta Qajdsfpoe-35 celebraron emocionados la existencia de vida más allá de sus dominios.
En unos parajes lejanos, tres amigas que un buen día salieron a caminar y cuya historia quedó pendiente de continuar, percibieron aquel sonido. El Grito de Munch se dibujó en el cielo y entonces supieron que tenían que hacer algo... se miraron y dijeron: "¡Con el poder de tres!".

...CONTINUARÁ...
miércoles, 13 de agosto de 2008

Eva Cassidy

Sé que el mundo está ansioso por saber qué ocurre con la historia de Pacopepe y la malvada bruja Choni, pero hoy el descubrimiento de una artista que me ha dejado con la boca abierta me obliga a hacer un alto en el camino y desvelar aquí algo sobre ella, para que así seamos más los que podamos decir que, al menos alguna vez, hemos escuchado su voz. Se trata de Eva Cassidy, una cantante americana que comenzó entre aficionados y cuya voz entusiasmó a más de uno. Fiel a sus principios y a su estilo personal, rechazó varias ofertas para grabar como una solista más "popera" y siguió tocando con su banda local. Murió joven y lo único que grabó fueron versiones de otros músicos y no canciones propias. No era muy conocida entonces, hasta que a alguien le dio por empezar a difundir su música en la radio británica y todos pedían volver a escucharla, alcanzando el número 1 en varias ocasiones. La verdad, no me extraña, porque su voz transporta, te emociona y reblandece. Comprobádlo vosotros mismos, os dejo con ella.
*Debajo dejo la letra para que la vayáis siguiendo*

EVA CASSIDY. WHAT A WONDERFUL WORLD


I see trees that are green, red roses too
I watch them bloom for me and you
And I think to myself, what a wonderful world

I hear babies cry, I watch them grow
They'll learn much more, than I'll ever know
And I think to myself, ohh what a wonderful world

The colours of the rainbow, so pretty in the sky
Are also on the faces of the people passing by
I see friends shaking hands, saying, "how do you do?"
But they're really saying, "I love you"

I see trees that are green and red roses too
I watch them bloom for me and you
And I think to myself, oh what a wonderful world

The colours of the rainbow, so pretty in the sky
Are also on the faces of the people passing by
I see friends shaking hands, saying, "how do you do?"
But they're really saying, "I love you

I see trees of green and red roses too
I watch them bloom for me and you
And I think to myself, oh what a wonderful world

I think to myself, ooh what a wonderful world
sábado, 9 de agosto de 2008

HISTORIA BASADA EN ALGUNAS REALIDADES II

Capítulo II.

El pequeño Pacopepe seguía sentado en el escalón de su puerta. No podía creer lo que estaba viendo. Parpadeó insistentemente, se restregó los ojos con los puños y hasta se pellizcó el brazo para comprobar que no estaba soñando. ¡Era real! Su viejo perro sin raza definida, de pelo alborotado y mirada cariñosa estaba allí, contemplándole desde el cielo entre aquellas nubes que tanto miedo le habían dado otras veces. Pero ya no le asustaban, Pacopepe se sentía más fuerte que nunca, la imagen de su perro le había hecho sentir un deseo de venganza del que no se creía capaz. Quería matar a la Bruja Choni.
De pronto, salió de su ensimismamiento y contempló cómo su viejo amigo se movía lentamente como se mueven las nubes en un día cualquiera. Con lágrimas en los ojos veía cómo Pacoasecas se desfiguraba y se transformaba en lo que parecía... una flecha? ¡Sí! ¡Era una flecha que apuntaba directamente hacía la casa de la Bruja! Pacoasecas le había enviado una señal desde el cielo de los perros y ahora él tenía que resolver el misterio. El misterio de por qué en el barrio de Pacopepe cada vez había menos perros y todos los niños iban por la calle alicaídos y cabizbajos, descorazonados y tristes como se queda un niño que ha perdido a su inseparable camarada canino.
La gorra visera seguía en medio de la calle cuando Pacopepe hechó a correr a su cuarto en busca de las armas. Vació su caja de juguetes y allí, en el fondo, descansaba oculta su maquinaria de guerra, algo que nunca había querido utilizar reservándolo para el día en que fuese estrictamente necesario. Su pistola de bolitas picantitas (o balitas perforantes, como él prefería llamarlas) estaba intacta, con todas sus municiones (menos una que gastó para probarla el día que se la trajeron sus Majestades los Reyes Magos de Oriente); cogió también la escopeta de dardos de ventosa y la pistocuática que se encontró en la playa. Limpió, cargó, se enfundó las armas y salió zumbando en dirección a la ruinosa casa.
Cuando pisó la calle miró al cielo. Nubarrones negros sembraban el horizonte y entre nube y nube pudo distinguir la sonrisa perversa y la mirada vil de aquel esperpento humano. La Choni lo estaba vigilando.

...CONTINUARÁ...
viernes, 8 de agosto de 2008

HISTORIA BASADA EN ALGUNAS REALIDADES I

Capítulo I.

Érase una vez un niño al que le daban miedo las nubes. Se llamaba Pacopepe. Pacopepe siempre llevaba puesta una gorra visera de forma que le tapara aunque sólo fuese un pedazo de cielo para evitar así ver más nubes de la cuenta. Hacía un mes que nuestro amigo había perdido a su perro, su único compañero fiel, al que le gustaba llamar Pacoasecas. Pacoasecas había salido a pasear una tarde de verano; estaba echando una meadilla en la esquina de la Choni, la vecina bruja de Pacopepe que todos sabían que tenía un caldero y una escoba voladora que iba a batería y con la que todas las noches salía a cazar animalillos que usaba de ingredientes en sus más terribles pócimas, con tan mala suerte que esta salía con su escoba (fingiendo que barría la calle) y lo vio. Hecha una furia le apuntó con su dedo maléfico y de la repugnate punta de su uña salió un relampagazo que dejó al pobre perro patitieso y dando espasmos en medio de la calle.
Pacopepe aun no se había recuperado de aquel golpe que le dio la vida, que aunque no era el primero, hasta ahora, era el último. Quería vengarse con todas sus fuerzas de la Bruja Choni, pero no era capaz, no podía salir a la calle porque desde que murió Pacoasecas, para él todos los días estaban nublados, y como dije al principio del cuento, a Pacopepe le daban miedo las nubes. Sentado en el umbral de su casa, nuestro pequeño colega mantenía la vista alzada mirando el siniestro balcón de la Bruja, de donde nunca dejaban de salir espirales de humo negro como el carbón y un tufillo a bicho muerto que espantaba hasta a las ratas. De pronto vino un aire, le arrancó la gorra de la cabeza y, sin querer, Pacopepe vio el cielo... fue enconces cuando lo vio. Destacando sobre las demás, una nube con una blancura propia de un anuncio de ariel, adoptaba la forma de su viejo can, Pacoasecas.

...CONTINUARÁ...
| Top ↑ |