jueves, 30 de abril de 2009

Algo de conciertos y no sé qué más

Para ser una persona a la que le gusta mucho la música, tengo que confesaros que no he ido a muchos conciertos. Y tampoco me da mucha pena, no creáis, que luego siempre hay algo que me hace pensar que escuchando el cd en mi casa lo disfruto más y mejor. Ay, pero cuánto daría por ir a un concierto de Ismael Serrano... y siempre que me meto en la página para revisar sus actuaciones está cantando por ahí por esos mundos perdidos del otro lado del charco... Por eso escribo esto, para deciros que si alguna vez os enteráis de que va a cantar por aquí cerquita (Extremadura/Andalucía occidental xD) os salte la alarma de la nota mental y corráis a avisarme, que para eso están los amigos. Y de paso os venís conmigo.

Ya que nos ponemos, también me encantaría ir a un concierto de Rosana, de Luz Casal y de los Beattles, pero estos últimos, como el 50% están al otro lado, ya me espero a que pasemos todos y los escucho en las alturas, que tiene que haber buena acústica... aunque y si realmente there's no heaven? :O ! Joder, pues sería una pena, porque me muero por conocer a John y decirle que le amo y cantar a dúo con él imallin ol de pipol livin laif in pis u u u u uhh.

Bueno que ya estoy desvariando, que al concierto ese que hubo de Serrat y Sabina también me hubiera gustado ir, pero creo que uno con los que he dicho antes juntos me gustaría más. Ah, sin olvidarnos de Daniel Higiénico!

Bueno, venga va, que esto no es más que otra entrada excusa (voy a tener que añadirlo como etiqueta) para poner algunos videos que me gustan. Tranquilos, no tenéis por qué verlos, a veces sólo pongo cosas que me entusiasman personalmente a mí para que dentro de veinte o treinta años mis hijos se metan en este rincón cibernético (que ya estará polvoriento y desactualizado) y conozcan un poco de su madre cuando aun no era madre y era joven y aun tenía algunas curvas y tiempo para llevar este blog... ................. (otro día os desarrollo esta idea.............)

Algunas de mis favoritas de los anteriormente citados...


Por cierto, bien por los que votaron por Cantiortegales! xD

miércoles, 22 de abril de 2009

Excusas

Hoy paso de las historias fantásticas, me he levantado y he dicho: Pili, o pones los pies en el suelo o el viernes te vas a acordar. Resulta que pasado mañana tengo un examen para el cual no he estudiado nada, entre la Semana Santa, la Romería, los días entre ambas y Marcial y Patricio... imaginad lo que he hecho. Así que necesito unos animitos, venga, decidme que voy a aprobar, que estudie lo que me dé tiempo y que, si hace falta, copie xDD Tampoco pido tanto, no? Esta entrada no tiene sentido, lo sé, pero es que el verdadero motivo por el que escribo es para deciros que hoy es mi cumpleaños y que estoy más amargada que un choco teniendo que sentarme a estudiar y sin poder celebrarlo!!! Y como cualquier motivo es bueno para huir de los apuntes, pues aquí estoy, actualizando, jijijiji.

23 springs... oh my God

Os invito a un trocito de tarta virtual, ya que real no tengo (es lo que tiene estar lejos de mamá). Pero juro solemnemente que este fin de semana lo celebro. He dicho.


PD: disculpad que no me lo curre más, es que realmente no debería estar aquí... :S

martes, 21 de abril de 2009

Cuando todo pasó

Al final todo acabó un poco heavy... mis disculpas, pero fue así como realmente sucedió. Normalmente los cuentos acaban si muere el protagonista, pero no olvidéis que en la vida real de Villa Alcornoque del Monte, la gente tuvo que seguir con sus propios cuentos.

A la mañana siguiente de aquel trágico día volvió a brillar el sol... pero el pueblo parecía otro, nadie hablaba y, con lágrimas en los ojos, cada uno borraba como podía las pintadas de su fachada.

Mientras frotaban y blanqueaban arrodilladas las mujeres en las calles y los hombres, rodillo arriba, rodillo abajo, mantenían el equilibrio en destartaladas escaleras, un coche negro y largo como las limusinas de los ricos que en los pueblos sólo se ven por la tele, cruzaba todo el pueblo lentamente, provocando a su paso un escalofrío en todos aquellos que lo contemplaban. Más tarde vieron cómo rodeaba la montaña en dirección al torreón... ¿sería el nuevo malo del cuento?

A la Virgen la llevaron a la ermita esa misma semana y yo ya no sé nada más, sólo que Patricio ahora camina solitario por las calles y caminos de ese lugar de érase una vez un reino de muy muy cercano.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

viernes, 17 de abril de 2009

La sorpresa

Dos hermanos a medio criar. 5ª entrega... un poco larga, lo sé :P

A tan sólo unos minutos de que despuntara el día, Marcial puso fin a su plan de venganza. Más tranquilo al fin y más sereno, con la cara y las manos teñidas de un escarlata que le confería un aire macabro, volvió caminando a su casa para dormir plácidamente a la hora a la que todo alcornoqueño más bien se debería levantar. Cuando llegó, Patricio ya estaba listo, incluso se había lavado la cara. Casi le pega a su hermano por haberlo preocupado durante la noche y por haber faltado al cumplimiento de la promesa que su difunta madre con tanto cariño les transfirió. Pero a Marcial ya todo le daba igual, ahora sólo quería descansar y no le costó trabajo ignorar las maldiciones que Patricio le porfería mientras conciliaba el sueño sobre su pila de colchones viejos.

El sol aun no brillaba en las alturas, la atmósfera estaba todavía casi apagada, neblinosa y ensombrecida además por unos nubarrones negros que amenazaban tormenta. Los alcornoqueños lucían el aspecto del recién levantado, los ojos hinchados y medio cerrados, la cara rosita, el pelo alborotado y las malas pintas. Tanto es, que salieron de sus casas en dirección al camino sin que ninguno se percatara del regalito que Marcial les había dejado en sus calles...

Felices y contentos, por el camino se iban despejando con el chinchón y las perrunillas. Unos cantaban, otros charlaban, los niños cogían ramitos de flores silvestres y todo el mundo felicitaba a las Mari Corcho. Era bonito el camino. Llegaron a la ermita de Nuestra Señora, adornada con flores más que nunca en el día de su festividad, celebraron la misa en su honor y a mediodía la bajaron de su altar para hacer la caminata de vuelta, esta vez con la Virgen a hombros de los mozos más fuertes de la villa.

Qué felices se les veía, ya todos medio borrachos, los niños alborotados, la banda entonando el himno y la imagen de la Patrona erguida sobre su paso por encima de las cabezas de sus fieles hijos... Qué contenta se pondría cuando viera su pueblito, engalanado especialmente para tan digna ocasión. Al final de la cuesta ya se iba viendo la iglesia del pueblo, las primeras casas, el vacío de las calles. Un chispear tímido les animó a apretar el paso cuando apenas quedaban ni dos kilómetros. Y fue entonces cuando empezaron a ver la obra de Marcial. Oh, qué caras se dibujaban, qué estampa la de aquel año.

Sobre las blancas fachadas recién blanqueadas, unas letras torpes y desbaratadas de color escarlata dejaban un mensaje sobre cada casa. En la primera, la casa del barrigón de la tienda de pinturas, decía así: "Aquí vive el tonto el pueblo".


Ante las caras atónitas de los alcornoqueños, los nubarrones empezaron a descargar su agua como si el cielo estuviera llorando, llorando a mares. Como una procesión fantasma, los ciudadanos seguían avanzando en silencio bajo la lluvia, leyendo a un lado y a otro de las calles los insultos que ellos mismos habían dicho alguna vez a los Caretos. El agua desdibujaba las ya de por sí desfiguradas letras y por las paredes y calles corría un agua teñida de rojo que les hizo creer que se encontraban en el mismísimo infierno.

Sin acordarse siquiera de que iban paseando a la Virgen, recorrieron todo el pueblo leyendo aquellas palabras, palabras que reflejaban las miserias de sus gentes, los motes más vergonzosos, la crueldad infinita de niños, padres y abuelos. De repente, entre la bruma, una figura en el suelo, deshecha e inmóvil. Era un Marcial desangrado, que dejando la pintura roja a un lado, se quitó la vida para escribir en la pared de su casa, esta vez con su propia sangre: Viva la Virgen del Corcho.

martes, 14 de abril de 2009

El voto de Villa Alcornoque


No sabéis cómo estaban de nerviosos los habitantes de Villa Alcornoque del Monte. Todos los años igual: a las 12 de la noche, tras el espectáculo de fuegos artificiales que tenía lugar en el Paseo Mayor, padres e hijos obedecian la tradición e incluso los más jóvenes, que amaban la noche y su oscuridad, corrían a casa a dormir.

Hace más de 500 años, los alcornoqueños vivían esclavizados bajo el yugo de un terrible noble inmerecedor de esta distinción, el Marqués del Torreón. Poseía éste todas las tierras de la comarca y aun otras de reinos más lejanos y ricos, y en esta la villa en que nuestra historia transcurre, obligaba el Marqués del Torreón a trabajar a los alcornoqueños como si fueran mulos o bueyes. Es por esto por lo que, aprovechando un viaje del señor a no sé dónde, se pusieron todos de acuerdo para implorar un milagro, y así, fueron en peregrinación hasta la ermita de Nuestra Señora Santa María del Corcho e hiciéronle una promesa: si libraba al pueblo de la esclavitud a que el Marqués del Torreón los sometía, juraban nombrarla Patrona de la comarca y ser un pueblo bondadoso por siempre jamás, donde no existiera la injusticia ni el maltrato a los demás y donde todos se amaran como se aman los hermanos. Y para no olvidarlo nunca, una vez realizado el milagro, todas las familias renovarían cada año un voto: acostarse a la medianoche y, con el despuntar del día, acudir de nuevo en procesión hasta la ermita para celebrar una misa de gratitud. Después, llevarían a la Virgen a la iglesia del pueblo durante un mes y celebrarían junto a Ella la paz y la alegría que reinaría por siempre en el lugar.
A la semana siguiente de dicho acontecimiento llegó el Marqués de su viaje y, antes de que hubieran transcurrido ni dos días, se cayó por las escaleras de su torreón de un traspiés y se mató. Se había producido el Milagro; la Virgen intercedió. Como un niño orgulloso de haber aplastado al repugnante bicho que lo persigue, así se sentían los alcornoqueños. Libres, felices, tocados por la gracia de María.

Atrás quedaron aquellos días y en la Villa Alcornoque de un mil novecientos no sé cuantos, Marcial y Patricio habían estado toda la semana (por no decir toda la vida) previa al día de la fiesta sufriendo las burlas y humillaciones de sus conciudadanos, que ahora, se habían ido corriendo a intentar dormir religiosamente como se intenta dormir en la noche de Reyes, ansiosos hasta el amanecer para poder disfrutar del día de la fiesta, jolgorio, algarabía y derroche... olvidados ya de la paz y aquellas memeces por las que sus antepasados hicieran el juramento.

En el pueblo dormido y sombrío, el siniestro chirriar de una puerta vino a romper el silencio. Con más careto de loco que nunca, guiñándosele el ojo izquierdo a una velocidad fuera de lo normal, la figura de Marcial apareció de pronto proyectando una sombra infinita bajo la luz de un rayo de luna que pareció surgir de repente como un foco expreso para la ocasión. Si no fuera por el visible latido de la vena de su sien, lo hubierais confundido con un espectro. Bajo sus pies, un fluido carmesí se deslizaba sinuoso.



EN BREVE... ¡¡EL DESENLACE!!

PD: tras la encuesta sobre el reproductor de música, lo siento por el que votó en contra, que tendrá que seguir quitando el volumen, pero por mayoría el inicio automático se mantiene :P

sábado, 4 de abril de 2009

La mañana de Marcial


Se levantaron los hermanos aquella mañana con la ilusión de empezar su tarea. Acordaron encontrarse en una hora en la primera casa del pueblo, mientras, Marcial iría a por la pintura y las brochas y Patricio a por las escaleras de mano.
Por el camino, Marcial se encontró con dos niños que le cantaron a voz en grito aquella odiosa canción de los hermanos a medio criar (...uno Patricio y el otro Marcial). Al llegar a la tienda de las pinturas, el señor del mostrador lo recibió como siempre "¡Hombre, el tonto'l pueblo!". Más adelante, cuando ya iba tirando de su carro lleno de latas de pintura, la Jacinta, mujer de la que Marcial llevaba toda la vida encaprichao, aprovechó el filón (como siempre) y le encasquetó las bolsas de la compra, que el pobre tuvo que llevarle hasta la puerta de su casa.
Había decidido que esa mañana nada le sacaría de quicio, que eran sus días de gloria y tenía que mostrar su mejor sonrisa (llena de dientes negros), pero su paciencia empezaba a agotarse...
Mientras dejaba las bolsas de la Jacinta en casa de la misma, un jovencito sinvergüenza aprovechó para robarle una lata de pintura y reírse un rato con sus amigos, que observaban al otro lado de la calle. Cuando Marcial salió, el joven ya se había reunido con su cuadrilla y la lata se tambaleaba temeraria sobre la baranda del balcón de un primer piso, donde la había colocado el desalmado conocido como Orejah. La sangre le hervía por dentro, pero intentó dominarse, trepó por la ventana de la planta baja y estiró el brazo como pudo para coger la lata. Abajo, los abucheos e insultos de los niñatos no hacían más que acrecentar su rabia ¡Que eres más tonto que el Careto, que vendió la tele pa comprarse el mando! ¡Careto, que no te quería ni tu madre! ¡Careto! Con tanto nervio, al final al Careto, digo... a Marcial, le tembló la mano y, como era de suponer... la lata y él mismo fueron al suelo y un manto blanco cubrió su cara y la calle mientras los gamberros se partían de risa. Para colmo la Jacinta salió a echarle la bronca...
Era ya medio día, hacía tres horas que debería haber llegado a la primera casa donde quedó con su hermano, pero a Marcial ya todo le daba igual, llevaba los ojos inyectados en rabia y en su simplona cabeza se estaba tramando un diabólico plan.
Desde la plaza distinguió la figura enjuta y deshecha de Paticio tirada en el suelo a las puertas de la taberna... lo habían vuelto a emborrachar.

TO BE CONTINUED

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