El extraño viaje al norte... parecía que aun estaba empezando y de repente terminó. Tal vez quisiérais conocer detalles, tal vez no. Lo cierto es que sólo por el hecho de no ponerme triste al recordar, no los daré. Os puedo contar algunas cosillas, no obstante...
La niebla en que se sumergieran al empezar su viaje la Señorita Tulp y Almendra Puck (ya conscientes de sí mismas), no llegó a disolverse apenas en toda su estancia santanderina. ¿Dónde está nuestro sol?, se preguntaban, ¿El sol que ha de alumbrar nuestras mañanas? Pronto descubrieron que a falta de uno, tendrían dos y dentro del mismo piso! Increíble pero cierto, uno alumbraba de noche y el otro de día... cuándo el ocaso, pues? Lo vimos muy pocas veces...
Al fin salimos de la duda de que la ensaladilla rusa realmente no es rusa sino española y, hablando de comidas, aprendimos también que la paella sólo sale bien en Valencia y que todo lo demás podemos llamarlo paella si queremos pero en realidad es otra cosa... claro que no lo hemos comprobado... aun xD Yo por mi parte también descubrí las quesadas y los económicos productos de la marca Alteza. Mi riñón ha llegado a acostumbrarse a filtrar cantidades importantes de cerveza... debería aprovechar y mantener una constante de tolerancia o debo dejarlo definitivamente? Lo meditaré mientras hago como que estudio...
En la misma barca en que partimos, pero inmersas ahora en una bruma, no de incertidumbre, sino de tristeza, la Señorita Tulp y yo empezamos a sentir unas turbulencias que agitan sin piedad las aguas que nos arrastran... realmente no sabemos si están fuera o están dentro de nosotras, vienen de lo más profundo del mar o del fondo de nuestras almas? No lo sé... pero la vuelta se hace dura. Traemos tantas emociones en el equipaje, que si pesaran tendríamos que vender los ojos para pagarle a iberia. Y lo cierto es que en esta historia que se va de lo real a lo imaginario, las emociones pesan... por eso nuestra barca se hunde antes de llegar a casa... y tenemos que salir nadando, nos ayudamos la una a la otra, ya casi estamos, nos queda poco... tal vez en unos días logremos salir a flote...
Pues eso... escuchando esta canción, te digo adiós, Santander... e inevitablemente al final me pongo un poquitito triste...
PD: miremos el lado bueno, vuelve la actividad al cuarto! :)