Después de mucho tiempo aguantándome las ganas, por fin me decidí. Iba a ir a Media Markt a comprarme un libro electrónico de esos moennos porque por qué no? Tenía ganas, me metían ganas, me entraban ganas, ¡me salían ganas! En definitiva, que allá fui. Allá fui y acá volví, después de más de una hora dándole vueltas delante de la sección correspondiente, persiguiendo al de la camiseta roja para que resolviera mis dudas, llegando a la conclusión de que esa tienda tiene que poner un servicio de atención que permita establecer un orden para no tener que sentirte acosadora (acosadora fracasada) para que te hagan algo de caso... Y sí, me lo he comprado y ¿ahora qué? Pues que tengo sentimiento de culpa y cierta rayadura mental porque el desembolso que ha supuesto equivale a una guardia y porque el precio es practicamente el mismo que el de la playStation3 y no podía parar de pensar en lo distinto que es salir por la puerta con un libro electrónico a salir por la puerta con la play 3, pero luego me digo, al carajo! ¿Yo a por qué venía? A por el libro. Ea, pues hoy será el libro y otro día la playStation, ¿no hago cinco guardias al mes? coño, es que una tiene que sentirse mal por todo.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
jueves, 15 de septiembre de 2011
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Formidables formícidos
Todos estaríamos de acuerdo: mis jardineras necesitaban un lavado de cara. Así pues, todo comenzó un día nublado cualquiera aprovechando que en la capital andaluza el sol nos daba una tregua. Para que no pasara como cuando limpiamos la piscina, que tras varias mañanas de trabajo alguien llegó y dijo que no se notaba nada, decidí inmortalizar el proceso. Primero con el raspado.
Luego con la pintura.
Y por fin todas estaban listas.
Ha sido semanas después, cuando el calor sofocante se ha apoderado de nuevo de cada centímetro cúbico de aire de la ciudad, cuando han empezado los sucesos paranormales. Anoche, sin ir más lejos. ¿Sería por la luna llena? Aprovechando que la medianoche trajo consigo algo de fresco, decidí salir a regar mi nueva plantación de geranios y otras criaturas. Y cuál fue mi sorpresa al descubrir... esto!
Un formidable formícido parecía querer devorar mis macetas. ¿Sería un sueño? Fui a la nevera, le di un buche al cartón de zumo, y volví a salir al balcón. Genial, se estaban multiplicando:
Tras las dos hormigas dinosaurio, una hilera de pequeñas hormiguitas negras desfilaba silenciosa por mi jardinera recien pintada de blanco.
[No parecían peligrosas]
[No parecían peligrosas]
Lo más curioso ha sido, al llegar hoy del trabajo, encontrarme con lo siguiente:
¿Serán esos últimos puntos las cabezas perdidas de hormiguitas ancianas o tal vez despistadas o quizás ya aburridas de estar siempre currando? ¿Serán el esférico excremento de las hormigas dinosaurio o los huevos podridos de una hormiga reina? ¿O serán simplemente tres puntos que indiquen que esta historia... no ha hecho más que empezar?!!
martes, 6 de septiembre de 2011
El bocado más delicioso del mundo
Después de un día duro en que, entre otras aventuras, cabe destacar el insidioso y soporífero curso al que he tenido que asistir por la tarde, llego a casa y me dispongo a hacerme la cena. Exhausta. Desde la nevera, un tupper misterioso que pasaría más por el nombre de fiambrera cochambrosa, me saluda. ¿Cómo has llegado hasta aquí? Me pregunto. ¿Y qué misterioso manjar encierras? No dudo. Lo abro y... oh sorpresa. Croquetas. Croquetas de mi madre. No croquetas cualesquiera... LAS CROQUETAS. De nuevo, no dudo. Enchufo la freidora. Tomo una, con cariño, la acuno suavemente en una mano. Cruda es y ya dan ganas de comerla. Con sumo cuidado, una a una, voy poniendo hasta un total de ocho en la cestita. LAS CROQUETAS no pueden ser tratadas de cualquier forma, podrían ser perfectamente ganadoras del concurso al bocado más delicioso del mundo y yo las tengo, están en mi cocina, a punto de zambullirse en el aceite caliente de mi freidora.
Ya están fuera. Cómo me gustaría poder guardar, subir, copiar y pegar en un archivo .taste su inigualable sabor. No me resisto. Escribo con la boca llena, tecleo con los dedos pringados en un intento de dejar plasmado lo que experimento. Pero no puedo. Sólo puedo decir, y me repito, que son el bocado más exquisito del mundo.
Viva mi madre y la madre que la parió, que es mi abuela.
[...]
Ya están fuera. Cómo me gustaría poder guardar, subir, copiar y pegar en un archivo .taste su inigualable sabor. No me resisto. Escribo con la boca llena, tecleo con los dedos pringados en un intento de dejar plasmado lo que experimento. Pero no puedo. Sólo puedo decir, y me repito, que son el bocado más exquisito del mundo.
Viva mi madre y la madre que la parió, que es mi abuela.
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