Abro la puerta, entro, mis pasos suenan con eco... ¿hola? Parece que el cuarto está vacío. Sí, hace tiempo que las palabras se han quedado suspendidas o en suspense en este cuarto solitario, pero eso no significa que yo no pase por aquí. Ha llegado marzo, marzo 2012, y cada día que pasa aprendo montones de cosas y siento que por dentro voy creciendo más y más. Como estos brotes de albahaca que me aventuré a sembrar en enero, cuando todavía hacía frío, y que desde que nacieron hasta hoy apenas levantan unos milímetros de la superficie de la tierra donde asientan y, sin embargo, ahí donde las véis, en unos días, con el calorcito de marzo, empezarán a crecer sin parar hasta que les broten flores y desprendan un aroma delicioso que impregnará mis mejores platos. Desapercibidas, sus raíces también irán creciendo porque sin ellas no existiría nada de lo que vemos.
Brotes de albahaca
Salvia
Como estas pequeñas plantitas que habitan en mi balcón absorbiendo sabrosa energía de los rayos del sol, yo intento ser. Por las mañanas me cuesta la vida levantarme, hay días mejores y días peores, pero hay que salir al mundo dispuesta a hacer la fotosíntesis, crecer por dentro y crecer por fuera, aunque sea despacito y con trabajo, aunque por el camino alguna hoja se nos ponga fea, sabiendo que siempre llegará la primavera y nos saldrán las flores y que, si lo hemos hecho bien, recogeremos frutos...
2 que dejaron huella:
Y el que no siembra, no sabe lo que se siente al recoger.
que bonito... con la que me está cayendo sólo me dieron ganas de llorar... no dejes de escribir almendra...compartes tu corazón y es lindo leerlo.
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