domingo, 21 de junio de 2015

Todo sucede por una razón

Parece que fue ayer cuando a lomos de un gusano con nombre de distinguido perro, nuestra querida amiga disfrutaba del increíble poder de flipar, enfundada en tutú rosa, dispuesta a salvar el mundo de las garras de una bruja. Una bruja, creía ella, que le había lanzado un maleficio y había convertido en sapos reinconvertibles a todos los hombres del mundo. Y sin embargo... parece que uno escapó del hechizo!¿Cómo? Y... ¡¿DÓNDE HABÍA ESTADO HASTA AHORA?! ¿En un castillo encantado? Puede que sí... pues esto es una historia de princesas Disney de carne y hueso pero con superpoderes paranormales, y en sus vidas puede pasar de todo, todo.

Un buen día de no hace mucho tiempo, despues de largas cavilaciones y conversaciones con familiares y amigos (recuerdo un paseo por los jardines de la Buhaira), la Princesa Charada tomó una decisión. Cogería su maleta y se pondría rumbo a la capital del reino, en busca de nuevas experiencias, de otros aires, quizá otros encuentros...
A estas alturas de la lectura, en su cabeza ya ha sonado una palabra: Cabrita! Bueno... no te enfades... no queríais que escribiera algo?
Dejando atrás la ciudad de torres moras, olor a azahar, calor sofocante... Diciendo adiós a sus tierras, a su papá y su mamá, que la cuidaban tanto... Alejándose de sus hermanos, sobrinas... y de sus maravillosas y apreciadísimas amigas, las otras princesas del cuento... Charada llegó a otras tierras, llegó a otra ciudad, más grande, moderna y ruidosa.


Arrastró su maleta hasta un pisito modesto y cuqui en el barrio de Malasaña. Al principio seguramente, se sintió una princesa pequeña y triste, allí nadie la conocía! Pero me da que eso duró poco. El viento por su ventana, le traía las tendencias nuevas, lo último de lo último en música, teatro, moda... Por las noches, le susurraba al oído palabras de otros idiomas y por la mañana, un aroma de extrañas culturas flotaba en el aire de la calle, empujándola a caminar contenta.
Y se enamoró. Se enamoró de Madrid. Y sus amigas, las otras princesas del cuento que se quedaron en la ciudad de las torres moras, olor a azahar y calor sofocante... se enfadaron mucho con ella. Pero eso sólo fue al principio. Después lo entiendieron todo. Charada era feliz como una perdiz. Era la misma, pero era otra. Más grande y moderna... ruidosa como siempre. Sí, te echamos mucho de menos.
Sin embargo, había algo que inquietaba a la Princesa. Y a sus amigas princesas. Y a la madre de la princesa: No había príncipe que conquistara a Charada.

CONTINUARÁ...


1 que dejaron huella:

BudaDorado dijo...

Oooooohh myyyyy Goooood!!!!
I need moooooore!

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