lunes, 23 de febrero de 2009

Ideas sin orden ni concierto

Hoy voy a hablar de muchas cosas. Y es que últimamente he estado un poco liada, por aquello de vivir febrero en calidad de estudiante, y he tenido que ir aparcando algunas ideas que se me iban viniendo a la cabeza para escribir aquí. Como es lógico, muchas se me han olvidado, otras han quedado sepultadas bajo el peso de montones de términos médicos que también se me irán olvidando y, las que han logrado sobrevivir, se han ido mezclando en un cócktail mortal de la muerte. Veamos lo que sale de él...

Idea 1: Yo creía que los días del hombre recolector se habían terminado; eso fue hasta que el otro día vi desde mi sofá cómo dos especímenes de raza humana y nacionalidad cualquiera menos española, trepaban una pared para coger unas apetitosas naranjas que se dejaban asomar provenientes del más allá de la tapia. Joder, me dio mucha pena, porque yo tengo en mi despensa un montón de naranjas, peras, plátanos y hasta algún que otro kiwi, sólo porque nací con la suerte de caer al otro lado de la ventana. Sin querer recreé en mi mente el capítulo de Barrio Sésamo en que nos enseñaran la diferencia entre dentro y fuera y vislumbré claramente a un lado, los rumanos con las naranjas, fuera, y al otro, yo calentita en mi sofá con el mando y la manta, dentro. Y mirándome hoy al espejo del ascensor me veía y me preguntaba ¿Por qué? Y creí en aquello de que tenemos varias vidas y en cada una pasamos por una cosa a cual más extrema, porque la verdad, sería más justo que vivir sólo una y gozar maravillosamente de tu buena suerte o, por el contrario, pasarlas francamente putas. No obstante esta opinión mía se tambalea ahora, sabréis por qué si llegáis a la idea 3 y seguís mi recomendación.

Idea 2: En estas tardes de clausura no creáis que no me he dado cuenta de algo: la primavera está llegando a la ciudad. Y es que en Sevilla no tendremos nieve en invierno ni playa en verano, pero eso sí, en febrero empieza a brillar el sol y pasado San Valentín la cosa empieza a calentarse... Y no digo más. Esta mañana iba yo con mi bici tan contenta cuando un hombre estornudó: Achís y una señora le grita por la ventanilla de su coche: ¡La primavera! Pues eso, por si os quedaban dudas :P

Idea 3: ... ... ... os queréis creer que se me ha olvidado? pero si tenía cientos! Idea 3, idea 4, idea 5, idea n... Bueno, como me he quedado en blanco, dejaré una cosa más que no requiere un recalentamiento excesivo de mi cerebro: ya que la cosa va de ideas, os recomiendo un gran cortometraje que mi hermano me ha pedido que le baje y que yo acabo de ver y sé que os gustará. Se titula Binta y la gran idea, obra del recientemente tan premiado Javier Fresser. Dura media hora, que ya sé que no es para verlo en los 5 minutos que sacas para meterte en el blog, pero puedes verlo mientras cenas o mientras esperas a que se caliente la pizza o en un ratito de descanso... En fin, mi recomendación ahí queda. Recuerda, Binta y la gran idea.
1ª parte.

jueves, 19 de febrero de 2009

Las mujeres en el tiempo.

No suelo decir esto, pero... me gusta ser mujer :P Os dejo este video precioso que me mandaron el otro día al correo, si no lo habéis visto, vedlo, os gustará.



domingo, 15 de febrero de 2009

Rocky, la papila mutante. DESENLACE.

Parecía que ahora todas estuvieran en un lugar sagrado donde el silencio era el rey de uno al otro extremo de la cálida y húmeda estancia. Al final de la bóveda del techo, en el lado donde ya no había dientes, allí, colgando a modo de cámara de vigilancia que todo lo ve, se hallaba la que todas llamaban, vulgarmente, la Perla gorda. Para otros Campanilla, científicamente Úvula y, como a ella le gustaba que la llamaran, La Señora. Me parecía a mí que sus palabras sonaban en estéreo y no me equivocaba, pues, a ambos lados de la misma, dos estructuras blanditas y rugosas, como con puntitos, ayudaban a amplificar la voz de La Señora. Eran las famosas Amígdalas, para algunos Vegetaciones, sin otro nombre para distinguirlas más que Izquierda y Derecha.
El enfado había hecho que las tres estructuras se hincharan y enrojecieran hasta un punto que a la persona le estaba costando trabajo respirar, pues apenas dejaban sitio para la entrada del aire. Aun consciente de este estado de irritación de La Señora, una papila osada se atrevió a hablar. "Rocky debería estar muerta, Señora perla gorda... digo... Señora!" Aquello la enojó aun más. ¡Le habían perdido el respeto! Empezó a vibrar y a enrojecer más todavía y todas temieron que estallara de un momento a otro, sin embargo, eso no ocurrió. "Rocky no debe estar muerta" Dijo La Señora con toda la calma que pudo. Al fin se arrancó y empezó a hablar serena.
"Rocky es un milagro, pues la posibilidad de una papila de sobrevivir a un guisante asesino es de una entre un trillón. Lo cierto es que Rocky ahora es... una papila mutante".

Era increíble. Todas estaban fascinadas, llenas de envidia y algunas hasta tenían miedo. ¡Una mutante entre ellas! Qué horror. "¡Seguro que es un tumor! !Moriremos todas!" "¡Rocky es un tumor, Rocky es un tumor!" empezaron a pregonar desde la punta a la base de la lengua. Ahora sí que estaban aterrorizadas. Y mientras... la pobre Rocky, encogida y plegada sobre sí misma, lloraba y lloraba. "¿De veras seré yo un tumor? ¿Un cáncer maligno y destructor que acabará con todo lo que me rodea, con el medio en que he vivido y, tal vez, con la vida del ser humano que me dio cobijo en su propia boca, alimentándome día tras día, cepillándome cada mañana y al cual he visto crecer? Qué desgraciada soy. Se fue toda mi alegría. Quiero que me trague la faringe y morir abrasada por los ácidos del estómago. Morir al fin".
La Perla gorda prosiguió. "Aun no sabemos qué es. Los resultados no llegan hasta mañana con el primer axón que salga a las ocho en punto desde la neurohipófisis. Lo que sí se sabe es que tiene la maravillosa cualidad de sentir sabores nuevos, sabores que ninguna otra papila puede degustar." Hizo una larga pausa para que todas fueran asimilando lo que les estaba diciendo. Luego añadió, "Rocky saborea los sentimientos".
Ahora sí que se morían de envidia. Todas querían ser Rocky, mas lo que le demostraban era resentimiento y una hostilidad absoluta, aprovechando su estado depresivo para humillarla, marginarla y hundirla aun más. Entonces Rocky sintió una punzada. Luego un calambre la recorrió de punta a punta y, finalmente, la invadió el asco y la repulsión. Estaba saboreando el Odio.
Fue en ese momento cuando una pequeña filiforme que estaba a su lado le susurró con voz dulce "No estés triste Rocky... ¿Crees en Dios?". ¿A qué venía esa pregunta? se preguntaba la afectada... cuando además su respuesta a priori era No. Sin embargo, el Odio pasó y, esta vez, saboreó el Amor y la Bondad infinita que la genial filiforme, en medio de tanto odio, le había brindado.
Nunca había sabido si Dios estaría arriba, allá por el Cerebro, como órgano supremo que dirige y gobierna sobre todos los demás, o abajo, en el Corazón, el órgano vital que bombea y bombea sangre sin parar para alimentar a todo órgano y tejido viviente y donde parece que tiene uno el alma y sus mariposas. Ni siquiera sabía si ese Dios existiría y Cerebro y Corazón no serían más que dos vísceras movidas por la corriente natural de impulsos neurofisiológicos que algún día se pudrirían sin más bajo la tierra. Sin embargo... ahora había sentido el Amor. ¿Qué más daba dónde ubicarlo? ¿Y qué cómo llamarlo?


THE END

lunes, 9 de febrero de 2009

Rocky, la papila mutante. TERCERA PARTE.

"¿Acaso te has vuelto loca? ¿A qué ha venido ese grito, Rocky? ¿No habías dejado ya de fingir?" Exclamó una de sus vecinas más queridas y cercanas. A lo que una fungi agridulce y maleducada añadió "Eso, eso, deja ya de molestarnos, maldita inútil, que no vales para nada. Vete con tus grititos al infierno de las células muertas". De pronto, todas querían manifestarse y el alboroto fue creciendo y creciendo hasta llegar a irritar a toda la dentadura, diente por diente, muela por muela. Eran estas piezas afiladas y duras, llenas de fósforo y calcio. Y era su parte más expuesta, el esmalte de la corona, carente de sensibilidad alguna... Eran estatuas crueles y despiadadas. No podían soportarlo. Aquellas voces chillonas de las papilas hacían chirriar todos y cada uno de sus cristales de hidroxiapatita e incluso temían que alguno llegara a estallar.
Tuvo pues que tomar la dentadura parte en el asunto y, en menos que canta un gallo, lo que empezaron siendo voces de indignación y protesta por el supuesto fingir de Rocky, se transformó en un grito generalizado de terror.
"¡¡Zangde, zangde, incicivoz y caninoz noz atacan, han moddido da dengua!!" Suave y ligero, el líquido rojo empezó a brotar descontrolado y a invadir todo recoveco de la cueva en que se hallaban. Ahora todas eran una. Una lengua ensangrentada que se retorcía de dolor. Y para agravar el miedo, un viejo amigo del exterior, un miembro fino, corto y, en este caso, sucio y con un poco de mugre entre carne y uña, acudió a seguir sembrando el pánico.
Pero después de la tempestad siempre viene la calma. Y aquella oleada de sangre que bañaba a nuestras amigas papilas, también fue a parar a su cauce y, al poco rato, al fin se vieron libres de todo peligro.
Después de unos minutos de excitación en que todavía seguían maldiciendo indignadas del atentado terrorista que les habían vuelto a tender sus enemigos los dientes, la agridulce que había atacado verbalmente a Rocky antes de que se desatara la guerra, volvió a elevar la voz. "Eh, ¿ya nadie se acuerda de qué estábamos discutiendo en el momento en que los dientes se revelaron contra nosotras?" "Hablábamos de Rocky", dijo otra. Y volvió a explotar la algarabía bajo la mirada triste de la tierna Rocky.
Estaba la dentadura crispándose, a punto de volver a intervenir, cuando, de repente, una voz firme y segura, fuerte y clara como si sonara a través de un altavoz y, si me apuras, en estéreo, prorrumpió sin que nadie lo esperara. "¡BASTA!".
La Perla gorda había hablado. Bajo su figura, el silencio.


El desenlace se acerca... no te pierdas Rocky IV.

domingo, 8 de febrero de 2009

Rocky, la papila mutante. SEGUNDA PARTE

No era fácil hacerse con la plaza de una papila caliciforme pues, a diferencia de las demás, que abundan en la superficie lingual, las caliciformes no son más de diez o doce. Gozan además de una constitución privilegiada, pues son grandes y se elevan por encima de las otras pudiendo divisar desde su barrera en V el resto del fascinante órgano. Para los que prefieren una imagen a mil palabras, los complaceré por hoy:Era Rocky, aun sin nombre, la papila nº 1044 y, por aquellos días, esperaba en segunda línea, inmadura todavía, su ubicación bajo las que por entonces ejercían activas al pie del cañón. Al fin le llegó su turno. Se había producido una vacante. Sus compañeras paradas le deseaban mucha suerte y esperaban encontrarse con ella algún día entre aquellas con forma de champiñón que degustan con placer el azúcar de los dulces. Pero no sería ese el destino de la 1044.
Muy pocas veces en la vida de un humano se necesita el recambio de una caliciforme. Pero esta era una de esas ocasiones. "Prepárese para salir, ha sido usted destinada a la zona amarga, concretamente, a la barrera en V". Un toque por aquí, otro por allá y en menos de 30 segundos, los encargados de dar forma y caracterizar a las células pluripotenciales, aquellas que podían convertirse en cualquier cosa, la transformaron en una preciosa papila gustativa con forma de copa. Nadie creía que fuera cierto. Qué suerte, qué suerte había tenido. Son las que más viven y, de todas, las más hermosas.
El alimento que la activó fue un queso roquefort que impregnaba, convertido en rica salsa, un gran medallón de solomillo de cerdo. Por eso la llamaron Roqui o Rocky, que quedaba más a la moda. Aquel primer día, Rocky estaba radiante y llena de ilusón. Sin embargo ahora... la disgusto la llamaban. Lo que ninguna entendía era cómo aun no se había producido el recambio. ¿Habría problemas con el sistema basal?
Estaba Rocky una mañana tan disgustada como solía ultimamente cuando, de pronto, sucedió algo milagroso. Desde la noche en que el guisante asesino la dejó tocada y hundida para darse inmediatamente a la fuga, el desayuno transcurría para Rocky como un momento cualquiera del día. Sin embargo, aquella mañana... una extraña sensación la recorrió de punta a punta. Se despertó sobresaltada y dio un grito de la emoción. Se sacudió, se estremeció, giró 180 grados sobre su eje en longitud y al instante (que no al guisante) exhaló un grito que retumbó y retumbó por toda la cavidad bucal y fue aun más allá, cogió la cuesta del esófago, resonó en estómago, viajó por duodeno, íleon, yeyuno y colon, traspasó sus fronteras, chocó con el hígado y desacompasó al diagragma, provocando en aquel humano un hipo que le duró dos días. No obstante, ninguna más parecía haberse dado cuenta de aquel sabor tan intenso. Medio dormidas todavía y cubiertas de aquella saliva espesa y maloliente de las primeras horas, cada sector saboreaba con cierta indiferencia el rutinario desayuno. ¿Acaso ninguna había sentido el tremendo escalofrío motivado por un sabor nuevo y de una intensidad desmedida? ¿Y por qué hasta las foliadas (especie de papilas muy extrañas a los bordes de la lengua) se volvieron hacia Rocky con una mirada que pasó de la sorpresa a la pena y de la pena al enfado?


Próximamente... Rocky III.

sábado, 7 de febrero de 2009

Rocky, la papila mutante

Rocky estaba triste. A su alrededor todas experimentaban el placer de los sabores al llegar la hora señalada. Sin embargo, ella se sentía inútil, inservible, incomprendida y despojada de la única función que había venido a cumplir en este mundo. Sin poder llevarla a cabo ¿para qué vivir?, se preguntaba. Ya desde el comienzo, su ubicación no había sido la más buena, pues se elevaba la pequeña Rocky allá por la parte de atrás de la lengua, en el sector encargado de identificar la amargura de la vida. Eso sí, era de las pocas afortunadas que podía presumir de ser una papila con forma de cáliz.
Sí, era Rocky una papila gustativa que no estaba pasando por su mejor momento. Aun recuerda aquel guisante. El guisante maldito que ardía como una bola de fuego digna de un videojuego de Lara Croft. Era verde como un moco. Redondo y pequeño como la caca de una cabra. Y lo peor: insípido. ¿Por qué tuvo que suceder así? Muchas habían perdido su función por la causa, pero ¡nunca con un guisante! Era humillante. Era el guisante humillante humeante y matante (la costumbre de hacer rimas absurdas es muy común en las papilas).
Todo sucedió muy rápido. La bola de fuego cayó sobre Rocky, la escaldó, la inutilizó y, luego, desapareció faringe abajo. Y allí se quedó ella, viendo pasar el resto de la comida sin sentir nada. Reaccionó rápido. "Recuerda lo que les ocurre a las que ya no sirven", se dijo. Y al instante, empezó a fingir.
"¡Pechuga de pollo! ¡Pechuga de pollo!" gritaban desde la punta. Y todas "¡Ueeeee!" y la pechuga empezaba a rodar de un carrillo a otro empujada por los potentes músculos de la lengua que les daban sostén. Se chocaban con el paladar, con las muelas, se empapaban en saliva y disfrutaban con el suculento sabor de la carne cocinada con aceite de oliva y aliñada con ajito, perejil, limón...
¡Mandarina, mandarina! gritaban de nuevo con voz chillona las filiformes. Y otra vez la pequeña Rocky se unía a las demás para hacer la ola y vociferaba entusiasmada cuando se suponía que tenía que llegarle el toque amargo correspondiente, sin que nadie más supiera que no era la amargura ahora su sentido, sino su único y entero sentimiento.
Pero pasó lo que tarde o temprano tenía que pasar y las que la rodeaban acabaron por darse cuenta. Aquellos gemidos a destiempo, ese color paliducho que no se encendía por nada del mundo, el ánimo por los suelos... la delataron. ¿Era vergüenza o era miedo lo que sentía? ¿O era rabia o un odio infinito hacia todo alimento verde y redondo? Ahora ya sabía cual sería su suerte. El organismo acabaría con ella y, en su lugar, pondría a otra más joven, más útil y quizás más bella.

CONTINUARÁ...
domingo, 1 de febrero de 2009

Mi futura novela

Casi todos los días tengo ganas de actualizar, sin embargo, no todos los días sé qué escribir. Es bastante arriesgado esto de abrir la ventana de "nueva entrada", plantar lo primero que se nos pase por la cabeza y pinchar sobre "publicar". En menos de dos segundos ya tienes tus pensamientos en la red. Pero a lo mejor no era lo que tú querías poner... si casi no te ha dado tiempo de madurarlo en tu cabeza! Y ya lo tienes publicado. Pero claro, es que como te pongas tiquismiquis cualquiera mantiene vivo un blog... Lo que a mí me gustaría sería tener un cuarto con un escritorio en el centro, una silla, una bombilla y poco más y, por las noches, encerrarme ahí con mis libretas mágicas que me siguen a todas partes y con unos cuantos de bolis y escribir de verdad. Si es que hay tantos personajes metidos en mi cabeza esperando para salir... ya están empezando a mosquearse y yo no sé cuánto aguantarán. Todos quieren que cuente su historia, pero yo no tengo tiempo! No es tan fácil, no vale con sentarme aquí, encender el ordenador y teclear. Si quieren que cuente bien sus historias tendrán que esperar su turno y después pasar por un largo proceso de cambios.
Hay un personaje en concreto que últimamente me está dando la vara hasta el punto de no dejar que me concentre en nada más. Es un músico que vivió en una casa de un pueblo serrano hará un siglo y cuya vida no os podré contar (por mucho que él me esté suplicando ahora mismo) hasta que llegue su momento. Como no deja que me concentre en nada, me paso las horas pensando en su historia y cada vez me va sorprendiendo más con nuevos secretos y detalles. Para que no se me olviden, los voy apuntando en una libreta donde tengo puesto "Mi futura novela" y así me quedo más tranquila y, como voy pudiendo, llevo mi mente a otra parte, como pueden ser los apuntes de una asignatura llamada "diagnóstico por la imagen".
Y yo que no sabía ni qué iba a escribir... y to lo que me ha salido de un tirón, eh! xD Ea, a publicar!
| Top ↑ |