No era fácil hacerse con la plaza de una papila caliciforme pues, a diferencia de las demás, que abundan en la superficie lingual, las caliciformes no son más de diez o doce. Gozan además de una constitución privilegiada, pues son grandes y se elevan por encima de las otras pudiendo divisar desde su barrera en V el resto del fascinante órgano. Para los que prefieren una imagen a mil palabras, los complaceré por hoy:Era Rocky, aun sin nombre, la papila nº 1044 y, por aquellos días, esperaba en segunda línea, inmadura todavía, su ubicación bajo las que por entonces ejercían activas al pie del cañón. Al fin le llegó su turno. Se había producido una vacante. Sus compañeras paradas le deseaban mucha suerte y esperaban encontrarse con ella algún día entre aquellas con forma de champiñón que degustan con placer el azúcar de los dulces. Pero no sería ese el destino de la 1044.
Próximamente... Rocky III.
Muy pocas veces en la vida de un humano se necesita el recambio de una caliciforme. Pero esta era una de esas ocasiones. "Prepárese para salir, ha sido usted destinada a la zona amarga, concretamente, a la barrera en V". Un toque por aquí, otro por allá y en menos de 30 segundos, los encargados de dar forma y caracterizar a las células pluripotenciales, aquellas que podían convertirse en cualquier cosa, la transformaron en una preciosa papila gustativa con forma de copa. Nadie creía que fuera cierto. Qué suerte, qué suerte había tenido. Son las que más viven y, de todas, las más hermosas.
El alimento que la activó fue un queso roquefort que impregnaba, convertido en rica salsa, un gran medallón de solomillo de cerdo. Por eso la llamaron Roqui o Rocky, que quedaba más a la moda. Aquel primer día, Rocky estaba radiante y llena de ilusón. Sin embargo ahora... la disgusto la llamaban. Lo que ninguna entendía era cómo aun no se había producido el recambio. ¿Habría problemas con el sistema basal?
Estaba Rocky una mañana tan disgustada como solía ultimamente cuando, de pronto, sucedió algo milagroso. Desde la noche en que el guisante asesino la dejó tocada y hundida para darse inmediatamente a la fuga, el desayuno transcurría para Rocky como un momento cualquiera del día. Sin embargo, aquella mañana... una extraña sensación la recorrió de punta a punta. Se despertó sobresaltada y dio un grito de la emoción. Se sacudió, se estremeció, giró 180 grados sobre su eje en longitud y al instante (que no al guisante) exhaló un grito que retumbó y retumbó por toda la cavidad bucal y fue aun más allá, cogió la cuesta del esófago, resonó en estómago, viajó por duodeno, íleon, yeyuno y colon, traspasó sus fronteras, chocó con el hígado y desacompasó al diagragma, provocando en aquel humano un hipo que le duró dos días. No obstante, ninguna más parecía haberse dado cuenta de aquel sabor tan intenso. Medio dormidas todavía y cubiertas de aquella saliva espesa y maloliente de las primeras horas, cada sector saboreaba con cierta indiferencia el rutinario desayuno. ¿Acaso ninguna había sentido el tremendo escalofrío motivado por un sabor nuevo y de una intensidad desmedida? ¿Y por qué hasta las foliadas (especie de papilas muy extrañas a los bordes de la lengua) se volvieron hacia Rocky con una mirada que pasó de la sorpresa a la pena y de la pena al enfado?
Estaba Rocky una mañana tan disgustada como solía ultimamente cuando, de pronto, sucedió algo milagroso. Desde la noche en que el guisante asesino la dejó tocada y hundida para darse inmediatamente a la fuga, el desayuno transcurría para Rocky como un momento cualquiera del día. Sin embargo, aquella mañana... una extraña sensación la recorrió de punta a punta. Se despertó sobresaltada y dio un grito de la emoción. Se sacudió, se estremeció, giró 180 grados sobre su eje en longitud y al instante (que no al guisante) exhaló un grito que retumbó y retumbó por toda la cavidad bucal y fue aun más allá, cogió la cuesta del esófago, resonó en estómago, viajó por duodeno, íleon, yeyuno y colon, traspasó sus fronteras, chocó con el hígado y desacompasó al diagragma, provocando en aquel humano un hipo que le duró dos días. No obstante, ninguna más parecía haberse dado cuenta de aquel sabor tan intenso. Medio dormidas todavía y cubiertas de aquella saliva espesa y maloliente de las primeras horas, cada sector saboreaba con cierta indiferencia el rutinario desayuno. ¿Acaso ninguna había sentido el tremendo escalofrío motivado por un sabor nuevo y de una intensidad desmedida? ¿Y por qué hasta las foliadas (especie de papilas muy extrañas a los bordes de la lengua) se volvieron hacia Rocky con una mirada que pasó de la sorpresa a la pena y de la pena al enfado?
Próximamente... Rocky III.
6 que dejaron huella:
¿Qué es? ¿Qué es? ¿Qué es ese sabor? ¡Debo enterarme yaaa! No puedo esperar. Exijo tercera entrega dentro de 20 minutos... Ya estás tardando Almendrita.
(Muy guay la razón de su nombre)
joooooooooooooo q pasada...xq no podian ser los tratados defisiologia asi???
y le ha pasado a roki????
Sigo yo flipándolo...
Isabella, paciencia, 20 minutos dice... todavía estoy esperando yo la continuación de tu historia erótico-festiva.
Buda, cuántos tratados de fisiología te has estudiado tú? xD
Drea, espero que el flipe sea para bien, veo que no conocías las historias del cuarto solitario... pues bienvenida a esta sección! xD
jajjajaja me ha encantao lo del roqui
Si es que hay sabores que resucitan a un muerto... y Rocky parece haber resucitado con su nueva transformación.
Me voy enseguida a por la tercera parte ( a ver qué me cuentas)...
Muakks intrigados
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