martes, 21 de abril de 2009

Cuando todo pasó

Al final todo acabó un poco heavy... mis disculpas, pero fue así como realmente sucedió. Normalmente los cuentos acaban si muere el protagonista, pero no olvidéis que en la vida real de Villa Alcornoque del Monte, la gente tuvo que seguir con sus propios cuentos.

A la mañana siguiente de aquel trágico día volvió a brillar el sol... pero el pueblo parecía otro, nadie hablaba y, con lágrimas en los ojos, cada uno borraba como podía las pintadas de su fachada.

Mientras frotaban y blanqueaban arrodilladas las mujeres en las calles y los hombres, rodillo arriba, rodillo abajo, mantenían el equilibrio en destartaladas escaleras, un coche negro y largo como las limusinas de los ricos que en los pueblos sólo se ven por la tele, cruzaba todo el pueblo lentamente, provocando a su paso un escalofrío en todos aquellos que lo contemplaban. Más tarde vieron cómo rodeaba la montaña en dirección al torreón... ¿sería el nuevo malo del cuento?

A la Virgen la llevaron a la ermita esa misma semana y yo ya no sé nada más, sólo que Patricio ahora camina solitario por las calles y caminos de ese lugar de érase una vez un reino de muy muy cercano.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

2 que dejaron huella:

Isabella Gispert dijo...

Pobre Patricio... solo para siempre por culpa de la gente del pueblo que hizo meter a Marcial en su cabeza una locura de desenlace...
Espero que ahora le traten mejor.

Anita dijo...

No siempre todo tiene un final feliz. Ainsss, esas "Mari Corchos" y esos "Jose Alcornoques" espero que aprendieran a tratar a los demás con más respeto a partir de entonces.

A pesar del triste final, bonito cuento. Muakk

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