Las vueltas que da la vida, se dice. Venía yo pensando esta tarde en cómo ha cambiado la mía en unos meses. Hace un año, por estas fechas, todavía no había acabado la carrera. Los domingos me venía en autobus y mis preocupaciones no iban más allá del examen próximo. Pasó junio, terminó esa etapa, y por primera vez reuní coraje para decirle a mis padres -un poco complicados- que me iba de viaje en pareja. No cayó bien, pero nos fuimos tan anchos. Empezaba, como los cigoñinos de la torre que veía desde mi cuarto aprendiendo a volar cuando aun estaba en el instituto, a sentir las alas y el poder de estas. Luego vino el mir con sus meses de encierro. Me fui al pueblo y apenas salía. Cada sábado a la academia, más que nada una excusa para vestirme de persona. Aun así, me salté más de uno. La semana de descanso me fui a Londres... ahí me colé xD Entre otras cosas porque tampoco cayó bien y también me fui. Eso fue en septiembre... hasta enero, fue como atravesar el desierto. El último mes, las últimas semanas, horribles, largas, interminables. Estaba cansada, harta, triste y, la verdad, creo que no era yo, porque no podía ser yo, aunque uno tampoco puede dejar de ser uno... así que supongo que era yo llevada a un terreno que me impedía simplemente ser. Pero eso nos pasó a todos. Luego se acabó. A unos les salió mejor, a otros peor, unos contentos, otros disgustadísimos y otros tuvimos lo que más o menos podíamos sospechar y no nos sorprendimos tanto. Tras el estrés, la liberación. Relax y escapadas. Recuperar tiempo perdido. La tristeza y el agobio se disiparon y dejaron paso a una felicidad extraña, como un colocón. Luego Madrid, días de tensión, de qué ha cogido éste y qué ha cogido aquél y qué cogeré yo. Todo eso ha pasado ya. Ahora la gente nos pregunta, nos da la enhorabuena y yo lo cuento todo, lo suelto por esta boquita y, como me fui a Portugal, que me quedo tan ancha.
Esta tarde venía camino de Sevilla en un coche que está a mi nombre. Por el manos libres, mantengo conversaciones sobre suegras. Llevo tres días mirando pisos por internet pensando que un día de estos me largo del de mis padres y me voy a un piso con una terraza donde pueda tener un perro y plantar soledades de esas que dejan un rastro en el aire... Y ahora, ahora que me siento después de mucho tiempo a escribir en este mismo rincón donde nació mi bloguito cuando toda esta aventura que acabo de relatar ni siquiera la intuía, me he parado a pensar que mañana he quedado para ir a ver un centro de salud en el que seguramente me acabe convirtiendo en eso que sale de mi boca cada vez que alguien me pregunta bueno qué, al final qué, y yo contesto Medicina de Familia y me quedo tan fresca y sigo charlando como si nada... y ahora, sí, ahora mismito, me estoy dando cuenta de que esto es real, que no es una historia que contar y punto, que en unos días estoy allí, dando el callo, yo, yo!, que el único dinero que he ganado en mi vida han sido unos cuantos treintas euros por tocar la guitarra en alguna boda a la una de la tarde... yo, madrugando para ir a, como decía el gitano del chiste que le gustaban las cosas acabadas en -ar, ¿trabajal? No es por sonar petarda, pero es que de estudiante, todo el mundo lo sabe, se vive muy bien... y con un mir o unas oposiciones se pasa muy mal, pero cuando eso pasa y tienes encima unos meses para respirar: vivimos mejor que queremos. Y tengo miedo. Mucho. No me puedo creer que esto se acabe. Tengo ganas de empezar, sí... pero tengo miedo... Mucho. No me puedo creer que esto se acabe. ¿Lo he dicho ya? Sí. Pues eso.
Y es que mi vida ha dado un giro brutal en un año... pero el gran cambio aun está por llegar :S
Esta tarde venía camino de Sevilla en un coche que está a mi nombre. Por el manos libres, mantengo conversaciones sobre suegras. Llevo tres días mirando pisos por internet pensando que un día de estos me largo del de mis padres y me voy a un piso con una terraza donde pueda tener un perro y plantar soledades de esas que dejan un rastro en el aire... Y ahora, ahora que me siento después de mucho tiempo a escribir en este mismo rincón donde nació mi bloguito cuando toda esta aventura que acabo de relatar ni siquiera la intuía, me he parado a pensar que mañana he quedado para ir a ver un centro de salud en el que seguramente me acabe convirtiendo en eso que sale de mi boca cada vez que alguien me pregunta bueno qué, al final qué, y yo contesto Medicina de Familia y me quedo tan fresca y sigo charlando como si nada... y ahora, sí, ahora mismito, me estoy dando cuenta de que esto es real, que no es una historia que contar y punto, que en unos días estoy allí, dando el callo, yo, yo!, que el único dinero que he ganado en mi vida han sido unos cuantos treintas euros por tocar la guitarra en alguna boda a la una de la tarde... yo, madrugando para ir a, como decía el gitano del chiste que le gustaban las cosas acabadas en -ar, ¿trabajal? No es por sonar petarda, pero es que de estudiante, todo el mundo lo sabe, se vive muy bien... y con un mir o unas oposiciones se pasa muy mal, pero cuando eso pasa y tienes encima unos meses para respirar: vivimos mejor que queremos. Y tengo miedo. Mucho. No me puedo creer que esto se acabe. Tengo ganas de empezar, sí... pero tengo miedo... Mucho. No me puedo creer que esto se acabe. ¿Lo he dicho ya? Sí. Pues eso.
Y es que mi vida ha dado un giro brutal en un año... pero el gran cambio aun está por llegar :S