sábado, 5 de diciembre de 2009

Con un traje de volantes y una enagua armidoná

Continuación de la entrada anterior.
II

Si algún día yo me decidiera a escribir la historia del Coplero, no creáis que lo dejaría solo. El susodicho, como cualquier hombre que se precie, tendría algún amigo de verdad, un compañero de alegrías y penas, de lunes al sol, de borracheras tontas, alguien con quien contar si le hiciera falta. Lo rodearía también de algunos personajillos característicos de esa vida callejera en que El Coplero se desenvuelve, tal vez, no sé, de un amor y, cómo no, tratándose de un artista del mundo de la peineta, tendría que nombrar a su madre.

Así, os contaría cómo los jueves, aprovechando para echar un ojo al mercadillo de la calle Feria y sentirse feliz entre las antigüedades polvorientas más cercanas a su realidad que los modernos maniquíes de las tiendas de la calle O'Donell, El Coplero acaba traspasando la frontera marcada por la Muralla para adentrarse en el barrio de la Macarena, donde vive Antonia La Lunaritoh, que es como la gente del mundillo farandulesco conoce a la madre de nuestro hombre. Será esta mujer una vieja enjuta pero alegre que lleva toda la vida cosiendo trajes de flamenca para las gitanas guapas de piel morena. Su mote se lo pusieron de joven porque cuando salía del taller de costura siempre decía: Ohú, hay que vé que sierro los oho y namáh que veo lunaritoh. Y de ahí, se le quedó.

Otra costumbre del Coplero en estos jueves en que visita a su madre es la de llorarle un rato para que le haga un traje de flamenca para la Feria que viene. Lleva el pobre desde chico detrás del maldito vestido, pero la mujer se niega. Antonia -le dice su hijo- hahme er favó, por Dió, cóseme de una ve er vehtío que yo baile ehte meh d'abrí contento con mi trahe de volanteh, mira que te muereh y no me lo hase. Y este año, es curioso, La Lunaritoh se ablanda y va y le dice: ¡Tamié tieneh rasón, jomio, que tú a mí el único dihuhto que mah dao eh salirme sarasón, pero luego hay que ve lo güeno que ereh, mi arma! Y con esto el Coplero le mete un achuchón que casi la mata, le da un beso de los que suenan y le dice sonriente: En veh de uno que sean doh, que te voy a trae a un amigo que se va a morí de la ilusión. Y su madre se resigna.


Contento y feliz y sintiéndose afortunado, El Coplero volvería a su mundo del centro ciudad, no sin antes detenerse en la basílica de la Esperanza Macarena para prometerle que, después de su madre, Ella será la primera en ver su traje de volantes y el de su misterioso amigo. Luego vuelve sobre sus pasos para pasar bajo el Arco, que le encanta, y así va callejeando para salir a la Alameda y pasar por la calle Amor de Dios, mientras va canturreando...


Muy posiblemente continúe...

8 que dejaron huella:

BudaDorado dijo...

almendraaaaaaaaa!!!!!es un personaje de lo mas real!lo veo!lo oigo! solo me hace falta saber qué perfume se pone!!!!!!!me encanta!bendita paciencia d la lunaritoh

quantum leap dijo...

jajajaja me encanta! yo le pongo el cuerpo y la cara del esmirriao xD Me ha recordao al erudito, cuando se ponía con lo de Antonio xD ay q arte tiene el coplero

Almendra Puck dijo...

Buda, yo creo que más bien desprende un olor a la típica loción de abuelo.

Tulp, será por el acento de Antonia, jaja.

Manolo Ruiz. dijo...

jajajajjajaa me esta encantando!!! el acento esta clavao, mu bien!!

Charada dijo...

JAJAJJAJJAJA, antonia es una diva de la copla!!!y si no, al tiempo!!!!!!!ojala continue esta historia y conozcamos al amigo!!

Almendra Puck dijo...

Costalero, ahora no podrás leer toda la historia con acento andalú, si no qué harás cuando llegues a los diálogos del Coplero y la Lunaritoh?!

Charada, conoceréis al amigo, tiempo al tiempo.

Anónimo dijo...

que arte que tienes cielo,,,sigue asi y que continue que ya estoy deseando saber quien es ese misterioso amigo,,,,besos,,

Almendra Puck dijo...

Gracias Mafalda, ya lo adiviniaremos! jiji

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