jueves, 26 de agosto de 2010

sin título

El calor me derrite las neuronas y no logro concentrarme. Busco un punto, algún rincón del suelo que guarde aun algo de fresco. Allá por la baldosa (3, A) atraco mi barco. Durante 15 minutos permanezco mirando fijamente el mismo párrafo del libro, así, en conjunto, mientras por mi cabeza pasan mil cosas, momentos, lugares diferentes. Luego levanto la vista y te veo ahí, convertido en un aparato con botones que la mayor parte del tiempo permanece inactivo. ¿En qué momento te transformaste en eso? No lo sé. Sólo sé que quiero que suenes, que se te encienda la luz, que vibres, que parpadees... y descolgarte y después consumir uno a uno todos los minutos de tu tarifa plana. Hasta que caiga la noche y al fin recuperes, gratuitamente y sin costes por gestiones, la forma humana.

3 que dejaron huella:

Ojos. dijo...

Eso me pasó a mí al mirar la última vez la torre de mi difunto ordenador de sobremesa. Le tenía más cariño q a este portátil a media vista y falto de teclas.

Jorge dijo...

Ay! Tocado... y hundido!! Que tierno!! ;)
Pero veo que aún no has superado el trauma del "gratis, pero con costes de gestión", ja!

mariajesusparadela dijo...

Eres para mi como la tónica: cuánto más te leo, más me gustas.

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