Capítulo III. El cuaderno de la Señorita Tulp.
Yo empecé a ser yo cuando aprendí a observar lo invisible. Qué ávido lector que se precie no se ha topado alguna vez con las palabras sutiles de Antoine de Saint-Exupéry que, en boca de un zorro ya domesticado, rezaban así “Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos”. Cuando yo las descubrí, su mensaje hizo una profunda mella en mi corazón humano y caló más y más hondo a medida que las iba digiriendo en mi cabeza. Como si se hubieran transformado en nutritiva glucosa para mis células, cada una de sus letras pasó a mi sangre y viajó por todo mi cuerpo, dejando una impronta principitesca por todos y cada uno de mis órganos y demás estructuras de mi anatomía.
Las consecuencias fueron totalmente inesperadas. No fue algo súbito, si no que ocurrió poco a poco, sin que nos diéramos cuenta. Digo “nos diéramos” porque desde aquel momento, nuestra personalidad empezó a sufrir un desdoblamiento, una división. Y la que antes sólo era Clarividencias, ahora, sin saberlo, también me llevaba dentro a mí. Ella no puede ser consciente pues, cuando mi temperamento aflora con todo su esplendor, el de Clarividencias se camufla, desparece… y pierde la conciencia de sí misma. Porque ya no es ella, si no que es yo... quiero decir... que soy yo. Ha pasado poco más de un mes desde que empezó el fenómeno de la transformación y de Clarividencias ya no queda apenas nada.
Obviamente no fui yo la que empezó con todo esto de “observar lo invisible”, puesto que aun ni siquiera existía. Fue Clarividencias quien, muy inteligentemente, se dio cuenta de las barreras casi impenetrables que, desde que nacemos, van poniendo delante de nuestros ojos para que no veamos las cosas como son, para engañarnos, para ofrecernos una realidad alterada, un “Show de Truman”, un “Matrix”, en definitiva, una mentira como una catedral de grande. Por eso, como bien dedujo Saint-Exupéry quizás ya mucho antes de escribir “El Principito”, la única forma posible de ver la realidad tal y como es, es con el corazón.
Obviamente no fui yo la que empezó con todo esto de “observar lo invisible”, puesto que aun ni siquiera existía. Fue Clarividencias quien, muy inteligentemente, se dio cuenta de las barreras casi impenetrables que, desde que nacemos, van poniendo delante de nuestros ojos para que no veamos las cosas como son, para engañarnos, para ofrecernos una realidad alterada, un “Show de Truman”, un “Matrix”, en definitiva, una mentira como una catedral de grande. Por eso, como bien dedujo Saint-Exupéry quizás ya mucho antes de escribir “El Principito”, la única forma posible de ver la realidad tal y como es, es con el corazón.
Al principio yo me preguntaba el por qué de esta transformación. ¿Por qué Clarividencias no puede seguir siendo Clarividencias y santas pascuas? ¿Por qué de pronto entro yo en escena sin comerlo ni beberlo? Y poco a poco fui hallando dentro mí la respuesta a mi propia pregunta. Clarividencias no podía seguir siendo ella porque le faltaba capacidad de actuación. Le faltaba ese pequeño empujoncito que a todos a veces nos hace falta, el paso que hay que dar para tomar la iniciativa. Y por eso, sí, por eso surgí yo, la Señorita Tulp.
Cuando acabé de leer miré a la muchacha que tenía delante y ya no sabía ni quién era. ¿Era mi amiga de siempre o era mi nueva amistad? Tampoco veía si sus ojos estaban tristes o alegres. Su cara era una mezcla de derrota y satisfacción, de salud y enfermedad. Finalmente, cogió el cuaderno de mis manos, me dio un beso en la mejilla y se marchó diciendo tan sólo "Quería que lo supieras".
Nunca más la volví a ver.
Continuará???
7 que dejaron huella:
guay guay...me gusta la nueva señorita tulp, mola mucho!!!
ayy me ha entrado una penita por clarividencias! ella siempre estara de algun modo u otro dentro de mi, pero tenia que irse... qué bonito lo que has escrito
Hola¡¡
Me ha gustado mucho... es muy profundo... esta muy bien...
Muchos besos¡¡
Ámbar
pobre clarividencias, lo sé. el destino requería ese sacrificio, qué se le va a hacer
Hola! Te devuelvo tu grata visita a mi blog. Ya veo q para comprender este post debo ponerme al dia así que me pasaré por aqui a menudo.
Curiosa coincidencia la de nuestros blogs q dan a cabida a todo el mundo.
Muakks extremeños.
Hola señorita de Almendra. Que ilusión encontrarte por mi Mundo de Primera-Tercera persona del singular-masculino. Que normalmente soy yo aunque otras me transformo. (En fin, veo por lo que leo que la locura -aunque sea buena- es también cultural, y se da en las clases de Primaria. Cuanto me alegro) Te seguiré leyendo. Un fuerte abrazo.
Bienvenida Anita y bienvenido Faunulo, parece que al fin Extremadura ha llegado a mi cuarto! yeah!
Nos leemos :D
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