jueves, 4 de junio de 2009

Los 100 metros lisos y el salto en longitud

Las aventuras del ladrón de bragas

IX

Mientras se dirigía a la puerta, Francisco se paró a pensar si tal vez esta historia no estaba empezando a resultar aburrida... Incluso se planteó rehabilitarse en el acto, volver a tirarse en el sofá y poner punto y final a este cuento sinsentido de ladrones de bragas y vecinas borrachas. Porque... ¿cómo va a terminar este cuento?, se preguntaba el infeliz. Supongo que vosotros os preguntaréis lo mismo... no os sintáis desdichados, yo también me lo cuestiono. Es lo que tiene publicar sobre la marcha... como la vida misma, señores, uno se levanta, sale a la calle y empieza a vivir un día más, sin saber qué va a pasar, sin saber cómo ni cuando la historia llegará a su fin... Párate un momento........ Respira hondo......... Cierra los ojos, hazme caso, ciérralos y cuenta tres....... 3........2.........1..........¡ESTÁS VIVIENDO EL PRESENTE! .... Y ni tú ni yo sabemos lo que va a pasar a continuación. Dejemos pues que nos lo diga el tiempo...

Efectivamente, sucede que este no sólo es tu presente, sino también el presente de Francisco, es decir, contando, contando, leyendo, leyendo, hemos llegado al momento actual, al mismísimo momento en que Francisco se dispone a abrir la puerta de su casa para salir al pasillo y volver a caer en la maldita tentación enfermiza que le amarga cada minuto de su existencia.

El aire fresquito le abofetea la cara... qué placer. Allí, al fondo, el tendedero común de las vecinas del 1º está más lleno de bragas que nunca. Las hay de todos los colores, de todos los tamaños, de todas las texturas y modelos. Francisco no puede más, está fibrilando, al borde de la parada cardíaca, se le salen los ojos, se le tensan los músculos... por no hablaros de otras reacciones fisiológicas que está experimentando su cuerpo! Desde la otra punta, el pasillo se le hace eterno, así que se dispone a correr, correr y, como si fuera una fiera, cuando ya no le queda ni un metro, se lanza de un salto felino y se abalanza contra el tendedero y sus bragas, agarrando entre sus manos las más suaves y hermosas de toda la colección.

Francisco se piensa estar en el cielo, cuando de pronto alguien clama... ¡Lo tedemo, lo tedemoo, hemog gogido al ladgón!

Continuará...

4 que dejaron huella:

quantum leap dijo...

jajajaja

Unknown dijo...

Esto es pa verlo, jajaja, tiene que ser la caña.

Nina dijo...

Francisco,¿no te dije que no fueras? ¿Ves? ¡ya te pillaron! y además...¡Están "alegres"!...Ya veremos que pasa...
Un beso

BudaDorado dijo...

me ha encantado ese preludio del rpesente...precioso almendra...buen momento xa sentarte a esperar a q t invada la inspiracion,no?

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