miércoles, 26 de mayo de 2010
Bubba no murió en Vietnam
martes, 25 de mayo de 2010
El quién y el por qué
Amigo Coplero, puede que no me hayas comprendido. Toma asiento, ponte cómodo, y déjame que te cuente algunos detalles importantes de una manera más clara.
Yo era un loco solitario, como tú, Coplero. Tenía un buen trabajo, una buena vida, no me faltaba de nada. Sin embargo, había algo que me sobraba en cantidad. Preguntas. Un día, me encontré con un hombre que se ofreció a ayudarme. Casualmente era psiquiatra, aunque sus desequilibrios estaban años luz más allá que los míos, era un auténtico maníaco, pero realmente un buen médico.
- ¿Quieres saber algo, loco? Nos vigilan -me dijo cuando lo conocí-. Siempre lo han hecho y siempre lo harán.
-¿Quién? -le dije yo-.
-Depende -me respondió-.
Y esta es la historia que me contó Azufaifo, mi psiquiatra:
"Puedes creerme o no, loco, pero lo que te voy a contar es cierto. Desde niño sentí sus ojos siguiéndome a todas partes. Sabía que alguien me perseguía, que me vigilaban, cada movimiento, cada decisión, cada travesura. Mis padres, mis amigos, todos me lo negaban y me tachaban de loco, apoyándose además en mi personalidad obsesiva, cosa que no viene a cuento. Durante un tiempo, intenté apartar de mí ese sentimiento, pero pronto me di cuenta de que era imposible, pues esa extraña fuerza me perseguiría siempre. Así que decidí confiar. Confiar en mí, en lo que me decía el corazón. Y al fin me fue revelado. Era una noche de mayo y andaba yo perdido por la plaza Virgen de los Reyes, junto a la grandiosa Catedral sevillana. Entonces me habló. "Estoy aquí arriba", me dijo. Yo miré y la vi. Era ella, nuestra guía, el Coloso de la fe. Cada ciudad tiene una, me contó. Es como un símbolo, una figura legendaria situada siempre en un lugar relevante. Ella encierra las historias de todos los ciudadanos, sus pasiones, sus secretos, sus alegrías y sus miedos... no habrá tan siquiera uno que no haya pasado por su lado alguna vez y cuya historia ella no haya podido absorber. Pero sólo la confianza te llevará hasta ella."
El Giraldillo, Coplero, ella es la clave en nuestra ciudad. Su verdadero nombre es Triunfo o Coloso de la fe victoriosa. A cien metros del suelo, girando sobre sí misma, ¿quién puede ocultarle un secreto? Desde que allí la pusieran los critianos, contentos de echar a los moros, más que el cura que confesara allí dentro, ¿no será ella quien realmente conozca la verdad que hay detrás de cada mentira? Es posible que estés aquí porque confiaste en ella, amigo, le contaste tu historia, le abriste tu corazón y ella abrió para ti las puertas del tiempo. Confiaste en tu ciudad, querías verla en su esencia pura... y aquí estás. Azufaifo llevaba razón, también yo confié como ahora confío en aquella historia. Y tú no puedes dejar de hacerlo, Coplero. Y no confías en ti si quieres parecer más hombre. Pues tú ya eres un hombre. No tienes que cambiar tu forma de actuar, tienes que ser tú y echarle un par de huevos a la vida. Porque si así es... ella te ayudará.
Y ahora, amigo... ahora te diré quién soy yo, por qué mi cara te suena y por qué estoy aquí.
domingo, 23 de mayo de 2010
Sociedad de consumo
Caminamos de la mano por el supermercado
entre las filas de cereales y detergentes
Avanzamos de estante en estante
hasta llegar a los tarros de conserva
Examinamos el nuevo producto
anunciado por la televisión
Y de pronto nos miramos a los ojos
y nos sumimos el uno en el otro
y nos consumimos
lunes, 17 de mayo de 2010
A mi perro Birlly,
En sus persecuciones perrunas, nuestros reproches los tomaba a guasa, si le metías el pie bajo la panza para lanzarlo relativamente lejos (con -también relativo- cariño) le encantaba el revolcón y siempre volvía, obviamente para repetir, amenazando con pegarte alguna garrapata. Eso sí, nos encantaba cómo buscaba las piedras que le tirábamos (a lo lejos, no a él directamente, tampoco queríamos matarlo...), se ponía nerviosito y nos daba tregua el tiempo que duraba el rastreo. Me acuerdo que una vez, sería mu chico porque estaba en casa, rompí una maceta y le eché las culpas cuando mi madre vino a regañarme, jeje. Si os sirve de consuelo, no coló. Me acabo de acordar también de una tarde que nos encontramos a Eduvijis (más conocida como La Eduvihe -pronunciese la h a lo castúo-, e.p.d.), y en un gesto típico de vieja le dio tal achuchón que le aplastó toda la cabeza contra el hocico y yo lo cogí y me lo llevé corriendo en un arrebato de protección canina.
Aprovecho para manifestar que me revienta la gente que no para de manosear a los animales -más aun si no son suyos- porque digo yo, si hubiera un animal superior a nosotros y nos tuviera de mascota (siempre me imagino un gigante), a mí no me gustaría que me llevara en brazos a los sitios, ni que cuando vinieran todos sus amigos a casa se pusieran a darme el coñazo. Vale que de vez en cuando me rascara detrás de las orejas o me acariciara el lomo y me llevara de paseo, pero cada uno por su lado, eh, él su vida y yo la mía, amigos, compañeros... pero la misma palabra mascota ya no me gusta.
Le pusimos Birlly por un gorrión que tuvimos y criamos desde chiquitito... Los dos tuvieron un final triste. Brilly primero el gorrión, murió atrapado en el patio del vecino. Y a Birlly segundo el perro, se lo encontraron muerto cuando ya llevaba muchos años con nosotros y estaba horrorosamente feo, en el camino, puede que alguien lo envenenara. Pobre Birlly.
Tenía por ahí una foto pero no la encuentro. En fin, siempre me acordaré de ti... perdona por las perrerías, amigo.
martes, 11 de mayo de 2010
Próximamente en los mejores cines
Y la colaboración especial de Tony Leblanc, como Er Cigarra, amigo inseparable de la vida pasada-futura del Coplero, y Chus Lampreave como La Porrúa, dueña de la frutería de la calle Feria donde trabaja la joven Aurori.
Ah, se me olvidaba! Y en el papel del Romancero... ¡ostras, no! ¡Ése aun no lo puedo desvelar!!
lunes, 10 de mayo de 2010
La giganta
Ante estas palabras, salidas de las bocas de uno y otro al mismo tiempo, Coplero y Romancero se quedaron, como quien dice, pillaos. Aprovechando el momento, Calíope, que no se callaba ni debajo del agua, aprovechó, sin escatimar en detalles y yéndose por las ramas tanto como le venía en gana, para narrar y hasta escenificar toda la historia de nuestro amigo, desde el principio hasta este mismo punto en que ahora nos encontramos todos. Conforme iba revelando experiencias, la mueca del Romancero iba tomando el aspecto de más y más y más pillado. Tanto, que llegó un momento en que todo su cuerpo, de repente, se arqueó y formó una verdadera interrogación humana (sin punto).
"Calma, calma, angelito -le dijo a la puta con una voz firme a la par que melosa y seductora-, ¿me estás diciendo que este señor ha venido desde un tiempo futuro?"
"Lo sierto, mire uhté, que ése no eh er punto mah importante de la hihtoria, no sé si eh que no me ehplicao..."
El Romancero, sin creer lo que escuchaban sus oídos e ignorando la interrupción, siguió investigando con la mirada perdida en algún punto de la pared... "Y dices que una vez aquí ha encontrado su yo verdadero y se ha enamorado por fin de una joven que no corresponde a su amor y sobre la cual pesa una terrible maldición gitana que le impedirá amar a cualquier hombre?
Calíope, admirada por tanto detalle como había logrado retener el erudito, que normalmente hacía caso omiso a sus explicaciones, por una vez se quedó callada y con la boca abierta, asintiendo solamente con la cabeza.
"Una historia interesante la suya, Coplero. Lo cierto es que desde que la escuché había querido volver a encontrarlo... Sí, lo admito, en parte ya la conocía, ¿recuerda la otra noche en el bar? Cuando reconfortado por el calor del vino se animó y contó todo eso de que viene de otros tiempos y que no es homosexual!" -el Coplero hizo memoria... ciertamente, entre todos los hombres que rompieron a reír, hubo uno, uno al fondo de la barra que bebía solitario su copita de coñac, que permaneció sereno y sin quitarle la mirada-. Quise volver a encontrarle, amigo mío, porque sé cómo ayudarle... Más bien sé quién es la responsable de lo que le está ocurriendo y que es ella, sólo ella, la que podrá reencauzar su misteriosa historia. Mas tendrá que elegir, la joven o su vida pasada... quiero decir futura... Sólo una de las dos cosas le podrá proporcionar".
Ahora los interrogantes eran Coplero y Calíope. ¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Dónde? y ¡¿Por qué?!
"No es un genio de la lámpara al que le pidáis deseos, no, no, no, nada de eso. ¡Es el Triunfo de la Fe! Y sólo cuando ésta verdaderamente triunfe en vuestros corazones... ¡sólo entonces os concederá el favor! ¡Es la giganta de Sevilla, tan valiente y fuerte como hecha de bronce, como dijera don Miguel...!"
domingo, 9 de mayo de 2010
La neurona solitaria
Por lo que se ve últimamente las neuronas están revueltas, todas quieren manifestarse. Lo triste es que al parecer yo sólo tengo una... ¡qué poco trabajo le hubiera dado al Maestro! En fin, os dejo con ella y voy a seguir estudiando.
Internet
viernes, 7 de mayo de 2010
¡Troncalidad: así no!
Mi pillara -en principio- o no, me quita un gran peso de encima.
jueves, 6 de mayo de 2010
Yo te ayudaré, Coplero, yo te ayudaré.
Y con esas, los dos se pusieron rumbo a la calle Pavía, allí donde los antiguos lavaderos de la caridad habían sido reconvertidos en un bonito edificio de viviendas. Y cuando llegaron, no hizo falta ni siquiera que llamaran a la puerta, El Romancero los esperaba, como siempre, mirando por la mirilla.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Algunos consejos
Para hacer el amor
Para hacer el amordebe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca
de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.
lunes, 3 de mayo de 2010
Batido de plátano
Ingredientes necesarios:
- 1/2 litro de leche.
- Hielo, preferiblemente picado.
Elaboración:
Se baten los plátanos junto con la leche y el azúcar, luego se vierte en una copa o en un vaso chato o donde te parezca, vamos, se le añade el hielo picado y se le echa un poco de canela por encima. Puedes decorarlo con una rodajita de plátano previamente reservada. Si te gusta, también puedes ponerle nata montada, chocolate, leche condensada... eso ya es echarle imaginación y al gusto.
Yo lo he hecho esta tarde porque tenía unos plátanos que ya empezaban a ponerse blandengues y, como así no me gustan, había que aprovecharlos de alguna manera... mientras lo hacía, me acordé de ti, Señorita Tulp, y no digamos ahora que lo estoy degustando. Hasta me puse a hacer fotos pensando ilustrar la entrada que se me estaba ocurriendo y que ahora va tomando forma.
Primavera serrana de mi alma
La primavera...
¡Ay, qué alboradas se oyen!
ROMANCE POPULAR
Salgo al huerto y canto gracias al Dios del día azul. ¡Libre concierto de picos, fresco y sin fin. La golondrina riza, caprichosa, su gorjeo en el pozo; suba el mirlo sobre la naranja caída; de fuego, la oropéndola charla, de chaparro en chaparro; el chamariz ríe larga y menudamente en la cima del eucalipto, y, en el pino grande, los gorriones discuten desaforadamente.
¡Cómo está la mañana! El sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro; mariposas de cien colores juegan por todas partes; entre las flores, por la casa -ya dentro, ya fuera-, en el manantial. Por doquiera, el campo se abre en estallidos, en crujidos, en un hervidero de vida sana y nueva.
Parece que estuviéramos dentro de un gran panal de luz, que fuese el interior de una inmensa y cálida rosa encendida.
Juan Ramón Jiménez.
Ahora voy yo... No quiero enrollarme mucho, así que si quieres, tan sólo quítate los zapatos, luego los calcetines, orea un poquitito tus pies, remueve los dedos (nada mejor para sentirse libre que concederles un poco de aire fresco a esas pequeñas prolongaciones de nuestros quesos), relájate y sigue mis pasos. Te mostraré algunas imágenes tomadas este finde entre tierras de España y Portugal.
En la huerta, a dos pasos de la casa, nos encontramos estos lirios amarillos que florecen cada año en el mismo sitio sin que nadie se lo pida. Supongo que les gusta estar ahí y si alguien los desbancase de su sitio, seguramente se pondrían tristes. A veces el viento les trae noticias malas sobre la posibilidad de que los hombres construyan una autovía que pase justo por su lado... y yo ya les noto la tristeza y a mí ellos.
Si yo voy paseando y hasta una mierda del campo me gusta! No obstante, esta va para los hombres que construyen autovías junto a los lirios:
Lejos de aquellos paseos melancólicos a los que una va sola para contar sus secretos a los árboles y pájaros, esta vez, contagiada de primavera, llevaba yo a mi verita dos queridos másqueamigos, J. y Leo. Me pregunto... ¿cuál es el perro?
Dice un fragmento de A mi perro Yeltsin, de Jenaro Talens:
Tus grandes ojos me interrogan, son
como los míos, vagamente humanos,
me devuelven el gesto
de una mirada cómplice, y no hay ya
muerte, ni angustia, ni dolor, tan sólo
el puro discurrir de la mañana.
Perdonadme que aquí tenga puesto un zapato...
A un lado...
Abajo...
Al otro lado...
Y en el camino amapolas.