que era un perro que irradiaba felicidad. Nos lo dieron en Aracena porque se nos antojó cuando vimos el que acababan de darle a mi prima sus vecinos. Pero nada que ver con este, Bobby, que parecía un peluche adorable y suave que pondrías sobre tu cama... Birlly era más feo que Picio. En poco tiempo, su pelo oscuro se fue poblando de canas y antes de cumplir el año ya parecía un viejo. No mediría más de 30 cm, era nervio concentrado. El perro más pesao del mundo, pero también el más querible, probablemente el más bueno que hemos tenido. Nunca dio un problema, sólo daba calor el tio cansino. Cuando Maripi y yo íbamos a bañarnos al estanque (cuando ésa era nuestra mejor piscina que, dicho sea de paso, tampoco he vuelto a meterme en una mejor), nos perseguía incansable. Por cierto, nunca conseguí que MaryPaz dejara de llamarle Birllin, se empeñaba en añadirle la n igual que seguirá cantando Ana María se fue...
En sus persecuciones perrunas, nuestros reproches los tomaba a guasa, si le metías el pie bajo la panza para lanzarlo relativamente lejos (con -también relativo- cariño) le encantaba el revolcón y siempre volvía, obviamente para repetir, amenazando con pegarte alguna garrapata. Eso sí, nos encantaba cómo buscaba las piedras que le tirábamos (a lo lejos, no a él directamente, tampoco queríamos matarlo...), se ponía nerviosito y nos daba tregua el tiempo que duraba el rastreo. Me acuerdo que una vez, sería mu chico porque estaba en casa, rompí una maceta y le eché las culpas cuando mi madre vino a regañarme, jeje. Si os sirve de consuelo, no coló. Me acabo de acordar también de una tarde que nos encontramos a Eduvijis (más conocida como La Eduvihe -pronunciese la h a lo castúo-, e.p.d.), y en un gesto típico de vieja le dio tal achuchón que le aplastó toda la cabeza contra el hocico y yo lo cogí y me lo llevé corriendo en un arrebato de protección canina.
Aprovecho para manifestar que me revienta la gente que no para de manosear a los animales -más aun si no son suyos- porque digo yo, si hubiera un animal superior a nosotros y nos tuviera de mascota (siempre me imagino un gigante), a mí no me gustaría que me llevara en brazos a los sitios, ni que cuando vinieran todos sus amigos a casa se pusieran a darme el coñazo. Vale que de vez en cuando me rascara detrás de las orejas o me acariciara el lomo y me llevara de paseo, pero cada uno por su lado, eh, él su vida y yo la mía, amigos, compañeros... pero la misma palabra mascota ya no me gusta.
Le pusimos Birlly por un gorrión que tuvimos y criamos desde chiquitito... Los dos tuvieron un final triste. Brilly primero el gorrión, murió atrapado en el patio del vecino. Y a Birlly segundo el perro, se lo encontraron muerto cuando ya llevaba muchos años con nosotros y estaba horrorosamente feo, en el camino, puede que alguien lo envenenara. Pobre Birlly.
Tenía por ahí una foto pero no la encuentro. En fin, siempre me acordaré de ti... perdona por las perrerías, amigo.
En sus persecuciones perrunas, nuestros reproches los tomaba a guasa, si le metías el pie bajo la panza para lanzarlo relativamente lejos (con -también relativo- cariño) le encantaba el revolcón y siempre volvía, obviamente para repetir, amenazando con pegarte alguna garrapata. Eso sí, nos encantaba cómo buscaba las piedras que le tirábamos (a lo lejos, no a él directamente, tampoco queríamos matarlo...), se ponía nerviosito y nos daba tregua el tiempo que duraba el rastreo. Me acuerdo que una vez, sería mu chico porque estaba en casa, rompí una maceta y le eché las culpas cuando mi madre vino a regañarme, jeje. Si os sirve de consuelo, no coló. Me acabo de acordar también de una tarde que nos encontramos a Eduvijis (más conocida como La Eduvihe -pronunciese la h a lo castúo-, e.p.d.), y en un gesto típico de vieja le dio tal achuchón que le aplastó toda la cabeza contra el hocico y yo lo cogí y me lo llevé corriendo en un arrebato de protección canina.
Aprovecho para manifestar que me revienta la gente que no para de manosear a los animales -más aun si no son suyos- porque digo yo, si hubiera un animal superior a nosotros y nos tuviera de mascota (siempre me imagino un gigante), a mí no me gustaría que me llevara en brazos a los sitios, ni que cuando vinieran todos sus amigos a casa se pusieran a darme el coñazo. Vale que de vez en cuando me rascara detrás de las orejas o me acariciara el lomo y me llevara de paseo, pero cada uno por su lado, eh, él su vida y yo la mía, amigos, compañeros... pero la misma palabra mascota ya no me gusta.
Le pusimos Birlly por un gorrión que tuvimos y criamos desde chiquitito... Los dos tuvieron un final triste. Brilly primero el gorrión, murió atrapado en el patio del vecino. Y a Birlly segundo el perro, se lo encontraron muerto cuando ya llevaba muchos años con nosotros y estaba horrorosamente feo, en el camino, puede que alguien lo envenenara. Pobre Birlly.
Tenía por ahí una foto pero no la encuentro. En fin, siempre me acordaré de ti... perdona por las perrerías, amigo.
6 que dejaron huella:
Birlly , qué gran perro!me lo imagino como el de La dama y el vagabundo,y no sé porqué pero me imagino tu versión canina y creo que así sería él...ah, a mi tampoco me gusta la palabra mascota ni el manoseo gratuito, que no vaya a ser que pase como con Pierre y se acaben enamorando de mí!!
Era bastante más pequeño y feo, jeje. Y Pierre no está enamorado de ti por tu manoseo gratuito, es que tú también eres querible, como Birlly
Entonces quedamos en que Birlly no era Ricky,no?
No sé porque el vídeo mantiene, del principio al fin una sola palabra:ponchok
Señorita Tulp, lo dices por lo de Ricky Martin? No era, no.
Mariajesús, es el nombre del grupo!
jo, por qué hablas de animalitos q ya no están?:_(
me tocan la fibra estos temas...
Publicar un comentario